El verano, el calor, las noches largas, la sal del agua del mar, el cloro de la piscina, la piel morena, las terrazas, la fruta jugosa, las bebidas que duran dos tragos, las ganas de divertirse, las holganza, las fiestas de intramuros, las música, las sonrisas... Poco tiene el mes de agosto que favorece el aprecio. Todo se ve con mejores fanales. Hace parecer más guapos. Asimismo al Barcelona de Xavi. El Gamper posee cierta propiedad olvidadiza y tiene esa arte de hacer tabla rasa y acaecer página, de creerse las promesas, de hacer planes, de que esta vez es la buena, que “aquest any, sí”.
Lleva el Barça tres abriles sin grandes títulos, de muchos sinsabores, de bastantes amarguras. Pero el equipo que ha confeccionado la asociación de Laporta y la dirección de Mateu Alemany y que entrena Xavi Hernández se ha ganadería el derecho a apuntar suspensión. Por los cinco fichajes (a la dilación del sexto), por las dos renovaciones (la de Gavi llegará pronto), el compromiso de los capitanes y la masculinidad de los jóvenes.
Lewandowski fue aclamado, a Pedri se le coreó, Braithwaite recibió pitos y De Jong celebró poco el 6-0
En el Gamper contra el Pumas de Dani Alves (homenajeado y manteado) solo había dos fichajes en el merienda pero parecía que muchas cosas habían cambiado. Muchos han entendido que la cosas se ha puesto seria, que la exigencia este año va a ser otra, que el equipo ahora sí que alcanza y que hay que rendir en consonancia a las expectativas.
“ Tornaràs a viure, tornaràs a tremolar”, cantan los Mishima. Estar y estremecerse. Eso le ocurre ahora al Barcelona, que vuelve a tener escalofríos, que a apreciar emociones olvidadas, que vuelve a imaginarse en mayo sonriendo, que vuelve a tener sueños realizables, que de nuevo se ve capaz.
El Barça, y no solo por el 6-0, tiene aires de reconquista, de reivindicarse, de recuperar a su familia, de retornar a centrar miradas en el fútbol, de complacerse aquellos momentos de exculpar títulos. Ayer empezó poco.
El primero que lo sabe es Xavi, el preparador, que no rehúye ni escurre el bulto, sino que pone deberes y sube el cinta. “Empezamos un año muy ilusionante. Yo soy el primero que tiene mucha ilusión, muchísima. Mínimo me gustaría más que hacer felices a los culés. Y eso pasa por cobrar títulos esta temporada. Ese es el objetivo principal”, constató en su discurso.
El técnico prometió que ellos se dejarán la piel. “Los jugadores, los entrenadores, el staff y la asociación directiva lo daremos todo. Pero necesitamos vuestro apoyo: socios, aficionados, medios de comunicación y peñas”, pidió mecanismo. “Tenemos que apreciar el barcelonismo unido”, deseó.
Busquets, el capitán, es consciente de que este año –el extremo que tiene firmado– debe ser diferente. “Empieza una nueva etapa llena de ilusión y de retos. El objetivo, como ha dicho el míster, es guerrear por cobrar títulos. Os esperamos porque sois esenciales”, lanzó el medio.
Pero el Gamper asimismo es momento de poner el aplaudiómetro en marcha. Lewandowski fue aclamado, incluso antaño de su primer gol, por si cualquiera dudaba de que es la hado, el orbe sobre el que ahora expedición la galaxia. Pedri fue coreado asimismo antaño de que hiciese un doblete. Dembélé entró como un cohete en el campo, en el partido y en la temporada. Raphinha tiene habilidad. Gavi, Ansu y Araújo son de los más queridos, como Piqué. A Braithwaite se le pitó. Y Frenkie de Jong, al que se le dio cariño, celebró poco el sexto con el que se cerró el Gamper. Da para pensar.
Publicar un comentario