“Hemos dejado la pista. Ya pueden desactivar el modo avión en sus dispositivos móviles y usarlos con normalidad”. Esa frase, dicha por un miembro de la tripulación auxiliar de un revoloteo a través de la megafonía de los aviones, marca los últimos instantes del delirio delicado. Es en ese momento, o incluso antiguamente, cuando las alarmas de los teléfonos móviles empiezan a advertir a sus propietarios que mientras surcaban el firmamento han recibido mensajes, tienen llamadas perdidas o hay poco nuevo que ver en sus redes sociales.
En breve, los aviones dejarán de ser uno de los últimos reductos sin llamadas telefónicas ni cobertura. Thierry Breton, Comisario europeo de Mercado Interior y Servicios ha sido el encargado de confirmarlo: “El firmamento ya no es un coto”, aseguró en un comunicado. Y es que, tras varios primaveras de estudios, la Comisión Europea ha considerado ya seguro el poder designar ciertas frecuencias de telefonía 5G que permitirán una conectividad plena durante los vuelos. Será a través de las llamadas picocélulas, un equipo exclusivo que triangularan a través de una red de satélites entre las aeronaves y la red móvil terreno. Esto permitirá a los pasajeros y tripulantes de un avión desempeñarse con sus dispositivos como en tierra, recibiendo y efectuando llamadas, enviando mensajes de texto o conectándose a la red de datos.
Breton, antiguo ministro francés en los gabinetes de Jean-Pierre Raffarin y Dominique de Villepin es un personaje más que simbólico para anunciar esta nueva escalón en que las comunicaciones telefónicas llegarán a lo más suspensión, pues entre otros cometidos ha sido el mayor ejecutor de Orange, France Telecom y Bouygues Telecom, tres grandes del sector. Conversar por teléfono a 900 kilómetros por hora ha sido un tema recurrente desde la aparición de los móviles y fue en 2014, cuando Breton dirigía la francesa Atos, una de las mayores empresas de servicios digitales del mundo, cuando la EASA, Agencia Europea de Seguridad Aérea, abrió la puerta a que las aerolíneas del continente pudieran comenzar a permitir el uso de los dispositivos electrónicos en los vuelos comerciales sin más restricciones de las impuestas por la tripulación del avión.
Hasta hace aproximadamente una lapso, la aviación y la telefonía móvil parecían incompatibles y la prohibición de su uso se achacaba a razones de seguridad. Se argumentaba que la radiación que emite o recibe un teléfono móvil podía interferir con la aviónica de la cabina de revoloteo y de hecho aun hoy, cuando se aterriza en situaciones con muy pérdida visibilidad, casi a ciegas, dependiendo del sistema instrumental de aterrizaje de la máxima precisión, algunos pilotos piden al pasaje no solo que activen el modo avión de sus terminales, sino que los apaguen completamente. Esto se hace como medida extra de precaución y para que ninguna interferencia afecte a la acercamiento guiada.
Del WiFi de cuota a borde al 5G
El aislamiento en el firmamento no ha sido total y aun menos en los últimos primaveras, cuando ha sido cada vez más habitual la instalación de redes wifi internas en las aeronaves. Mediante una tarifa variable, los pasajeros interesados pueden ceder a diferentes niveles de conexión: desde tener adecuado solamente los sistemas de transporte tipo whatsapp a tener poco más de orgulloso de bandada para poder navegar por internet o incluso ver emisiones en streaming. Para los viajeros de las clases ejecutivas estos servicios se incluyen en la tarifa pagada, o si se es pasajero frecuente con plástico de fidelización, una de las ventajas de la devoción a una aerolínea es disponer de este servicio sin desembolsos extra.
Esta situación va a cambiar, por lo menos en los vuelos intraeuropeos, cuando la Comisión Europea habilite una bandada especifica de frecuencias de 5G para que en todo momento los viajeros no interrumpan sus conversaciones o conexiones por correr en transporte delicado. No obstante, se advierte que si la tripulación técnica lo considera necesario pueda ordenar excepcionalmente el mustio de los aparatos de comunicación por razones de seguridad.
La Comisión y la Agencia de Seguridad Aérea europeas llevan trabajando primaveras en el ámbito de las telecomunicaciones y si la intrepidez no se ha tomado hasta finales de 2022 ha sido por las continuas pruebas que se han hecho en coordinación con diferentes entidades estatales. En el caso de España, la SETID, Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales ha sido la interlocutora implicada para que a partir de 2023 departir por teléfono desde un avión sea una sinceridad. Esto pasará cuando los equipos estén instalados a borde de los Airbus,
Mitsubishi, Boeing, Embraer o ATR que surcan los cielos del continente. El venidero paso será establecer que tarifa se establecería para el uso de los servicios de voz y datos dependiendo de las rutas, puesto que en muchos casos el avión se iría conectando a diferentes redes de telefonía internacionales.
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