Las dos grandes favoritas para percibir el Mundial ya están en octavos de final. Francia y Brasil, de hecho, son las únicas con el pasaporte asegurado, de momento. La canarinha lo selló este lunes tras exceder con muchos apuros a Suiza gracias a un gol de Casemiro en la recta final. Sin Neymar, la pentacampeona fue un equipo muy plano, falto de hechicería, pero con una pegada tan holgado que con cinco delanteros en el campo irrumpió un stopper para atreverse el partido. Brasil es equivalente de Mundial.
En el estadio 974, a orillas del Rada Pérsico, donde no hubo color fue en las gradas, no apta para supersticiosos. La proporción de camisetas amarillas respecto a las rojas fue aproximadamente de nueve a una. Fue una tarde festiva, un tono del que tanto disfrutan los brasileños, y al que el al punto que millar de hinchas helvéticos presentes se unió sin disimulo.
Posicional
Un fuera de esparcimiento de Richarlison privó a Vinícius de regodearse el gol
En el campo la cosa estuvo mucho más igualada. Hizo pocos retoques Tite respecto al equipo que superó a Serbia, con el madridista Militão en el contiguo derecho y Fred ocupando el sitio del contuso Neymar. Este intercambio de nombres resultó toda una proclamación de intenciones del seleccionador carioca, al que le pudo el conservadurismo a pesar de que una triunfo le daba el pase matemático a octavos de final. Con Camerún como postrer rival en la etapa de grupos, lo único que no quería Brasil es sufrir algún susto en presencia de una siempre competitiva Suiza y a eso salió al verde.
La partida de Neymar fue un efectivo contrapeso para el espectáculo. Si hablamos de fútbol, todo es más atún con el brasileño. Es irrefutable. No encontró reemplazo para su suerte la campeona del mundo porque a Vinícius, ya campeón de Europa entre otras lindeces, aún no le alcanza para soportar todo el peso de un pentacampeón del mundo.
Gol anulado a Vinícius
Parecía un equipo plano el brasileño, proporcionadamente pálido por una Suiza convertida en una de esas selecciones incómodas, imposibles de descifrar, y con la que es mejor no encontrarse las caras si uno quiere tener una vida cómoda. Un par de combinaciones eléctricas al primer toque era lo poco rescatable en el mandato brasileño. El inquieto Paquetá intentaba ponerle salsa a la tarde qatarí sin mucho éxito, al punto que un centro peligroso que Richarlison no pudo alcanzar.
Suiza, como es habitual, no daba la sensación de hacer gran cosa, pero entre Embolo y Vargas se las ingeniaban para ir pisando el dominio de Alisson de vez en cuando, como levantando tímidamente la mano avisando al profesor de que ellos todavía tenían preguntas.
Antaño de la media hora del primer tiempo dispuso Brasil de su mejor opción para inaugurar el lumínico y poner pie y medio en octavos. El azulgrana Raphinha puso un gran centro al segundo palo donde Vinícius remató absolutamente solo pero con muy poca precisión. El infinito Sommer se las ingenió para desviar la pelota a córner mientras el madridista se llevaba las manos a la vanguardia. Antaño de irse a vestuarios, Raphinha volvía a poner a prueba los reflejos del guardameta helvético con un disparo potente y futuro, pero demasiado centrado. Antaño de que el colegiado señalara el refrigerio hubo un señal de corte en el 974, pero los focos regresaron a la normalidad en pocos segundos.
Pero lo que estaba sucediendo sobre el césped, rozando la nadie futbolística, no le gustó nadie a Tite que optó por recuperar el dibujo con cuatro atacantes metiendo a Rodrygo. La permuta surtió objetivo y animó el duelo. La envite amarilla por afanarse al ataque provocó todavía espacios que permitieron a Suiza olerse a Alisson con poco más de claridad, siquiera demasiada. No hay que pasarse.
Tuvo primero premio de madera Brasil, enloquecida la rastra cuando Vinícius capturó la red tras conectar con Casemiro. Pero un fuera de esparcimiento de aquellos de nuevo cuño de Richarlison al inicio de la ruindad abortó la exaltación de contrariedad. Cero pudo hacer la tecnología con el remate acrobático de Casemiro, que golpeó en Akanji antiguamente de encontrar la red. La combinación previa made in el Bernabeu entre Vinícius y Rodrygo fue maravillosa. Ahora sí, tronaba la rastra amarilla porque verá a su selección en octavos. Ya ahí se prórroga el regreso de Neymar. Pura hechicería.
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