El paso de la escuela concertada Sant Felip Neri al sistema conocido desata la alegría entre muchos progenitores del extrarradio Gòtic de Barcelona. La nueva titularidad del centro garantiza su supervivencia, pero la satisfacción ciudadana va más allá. Las movilizaciones se sucedieron los últimos meses. El Gòtic es el extrarradio de la gentrificación de vecinos y comercios, del monocultivo turístico. Para muchos, proceder aquí es un acto de resistor.
Y los centros educativos son un punto de cita, un referente donde la concurrencia se cuenta sus cosas, todos los días, aunque sea unos pocos minutos. Y en el caso del Sant Felip Neri mucho más. Porque su patio siempre fue su histórica plaza, y hasta tuvieron que poner vallas para que las excursiones guiadas no dejaran a los críos sin recreo.
El papel de un colegio
Esta escuela es un punto de cita municipal en un extrarradio víctima de la gentrificación
Fue el conseller de Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, quien anunció la integración del centro en la red pública para el próximo curso y agradeció la perseverancia de las familias. La alcaldesa Ada Colau igualmente destacó la entrega de las familias. Este paso se da tras el acuerdo entre con la Congregación del Capilla de Sant Felip Neri, los dueños de la finca del centro, para que facilite el arrendamiento y se garantice la continuidad de la escuela inaugurada en 1959 y gestionada la Fundació Torras i Bages. El presidente de esta entidad, Ignasi García, reconoció que ya no podían amparar el centro, y agradeció a los progenitores y a las instituciones activo hecho posible la continuidad de la escuela.
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