¿Qué posibilidades tienen el catalán, euskera y gallego en la Eurocámara?

 El Parlamento Europeo vuelve a tener en sus manos el debate sobre si las lenguas cooficiales españolas pueden estilarse en sus plenos: el Gobierno castellano ha remitido una petición sobre el catalán, vasco y gallego cuya posibilidad de prosperar depende de la presidenta y los 14 vicepresidentes de la Eurocámara, ningún castellano.

La petición de traducir a otros idiomas las intervenciones en estas lenguas (sin interpretación a ellas desde el resto de idiomas) llegó al Parlamento hace meses y esta semana volvió a la palestra con la encuentro a Bruselas del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que trató el tema con la presidenta Roberta Metsola, quien decide la dietario del entraña que tiene que tomar la atrevimiento: la Mesa del Parlamento Europeo.







En proceso de redacción

Ella maneja los tiempos y ha empezado pidiendo un referencia a diferentes servicios de la Eurocámara sobre las implicaciones que tendría para su día a día: desde los departamentos de traducción e interpretación hasta los de infraestructuras o finanzas, pasando por la empresa y los equipos legales de la casa.

El documento lleva tiempo en proceso de redacción y fuentes cercanas a la presidencia dicen que aún quedan "semanas" ayer de tener un texto final, que servirá a Metsola para osar si lleva la solicitud o no frente a la Mesa.

Ésta la componen Metsola y 14 vicepresidentes que representan a seis de los siete grupos del hemiciclo (excluyendo a la ultraderecha de Identidad y Democracia): cinco socialdemócratas, tres del PP europeo y tres de los liberales, uno de los Conservadores, uno de los Verdes y uno de La Izquierda.

Así, los grupos en los que quedan enmarcados los partidos de la coalición del Ejecutante (socialdemócratas e Izquierda) y los del Gobierno catalán (los Verdes/ALE) cuentan con siete votos proclives a ser favorables a la petición, mientras que hay otros siete de los partidos en los que están el PP (Partido Popular Europeo), Ciudadanos y el PNV (los dos en Renovar Europa) y Vox (Conservadores).







Los precedentes

Pero los vicepresidentes del Parlamento Europeo no respetarán necesariamente la disciplina de voto de sus grupos y varios de los 14 votos podrían estar en el donaire. Sin un solo castellano en la Mesa, el "lobby" que reciban será determinante, como ya lo fue en uno de los precedentes de la trayectoria de las lenguas cooficiales españolas en la Eurocámara.

En diciembre de 1990, el Parlamento logró aprobar una resolución sobre el agradecimiento de la dialecto catalana con una unanimidad que, apunta una fuente parlamentaria, fue posible gracias a que el debate en España entonces sobre las lenguas cooficiales "no era político, sino puramente lingüístico".

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Pleno de la Eurocámara  r




EFE

No era el caso quince abriles a posteriori, en 2005, cuando el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, envió una carta a las instituciones europeas ofreciendo firmar convenios para que se pudieran usar las lenguas cooficiales españolas, incluido todavía el valenciano.

Se consigue entonces en todas las instituciones menos el Parlamento, donde la petición creó "una discusión política muy válido", recuerda la misma fuente. La Mesa del Parlamento, con mayoría de populares y liberales, lo trató al menos tres veces con Josep Borrell como presidente de la Eurocámara empujando por el sí.







Borrell y Vidal-Quadras

Sí había entonces un castellano en la Mesa, el popular Alejo Vidal-Quadras, que emprendió una campaña en contra muy válido y logró que no se aprobase por un escaso ganancia. En torno a el exógeno, se usó la excusa de que era el año posterior a la ampliación de la Unión Europea y la Eurocámara estaba teniendo problemas para ofrecer la interpretación a las nuevas lenguas.

"El razonamiento diplomático es que no se puede inquirir interpretación a lenguas cooficiales cuando no interpretamos acertadamente las oficiales. Pero por detrás la atrevimiento era política", señala la fuente, que rememora todavía que un autor determinante fue una pregunta a Borrell sobre cuál es el nivel de utilización de estas lenguas en el Congreso, que era (y sigue siendo) inexistente.







¿Y ahora?

Aunque la solicitud se rechazó, para que la negativa a Borrell y al Gobierno castellano no fuese primero se reconoció por escrito el derecho de los ciudadanos a comunicarse con la Eurocámara en estas lenguas y se previó revisar la atrevimiento al año sucesivo, poco que nunca se llegó hacer.

En esta ocasión, se mezcla el optimismo por una nueva oportunidad para usar estas lenguas -para la que están trabajando duro diputados de partidos como el PNV o ERC- con la sensación de que, mientras en 2005 había una "connotación política" en su uso, el debate abre ahora una "batalla ideológica", reconocen fuentes de varios grupos.

Pese a que no se prevé que nadie haga una campaña activa en contra, como hizo Vidal-Quadras, sí que habrá contactos entre los diputados españoles con sus vicepresidentes para que lleguen al momento de tomar una atrevimiento conociendo el caso.

No obstante, la atrevimiento no tiene por qué ser o blanco o triste, aseguran fuentes parlamentarias: se puede inquirir una alternativa intermedia para que se permitan estas lenguas un número de veces al año o en debates especialmente relevantes.

Con un rechazo, concluye una entrada fuente parlamentaria, "volveríamos a decirles a catalanes, vascos y gallegos que si quieren que se hable su idioma aquí se tienen que independizar".

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