Los cuartos de final del Mundial de Qatar tendrán su parcela naranja. No falló Países Bajos, una selección poco brillante pero muy efectiva, argumentos más que suficientes para que se la comienzo a tener muy en cuenta. No variaron su fórmula los de Van Gaal en presencia de Estados Unidos, que se mostró como un rival muy combativo pero demasiado tierno en ataque por mucho que atesore los genes de apellidos tan ilustres como Weah o Reyna entre sus filas.
Ganó el preferido en el primer audiencia de la ronda de octavos sin obligación de demasiadas estridencias. Completaron, eso sí, un partido muy serio los futbolistas de Países Bajos, que parecen todos alumnos muy aplicados y estudiosos, con excepciones como Frenkie de Jong o Memphis, más traviesos que los demás. Con la conquista firmada en el Khalifa, adicionalmente, el conjunto holandés encadena ya merienda partidos mundialistas seguidos sin conocer la derrota en el tiempo reglamentario, la mejor destello de toda su historia.
Dumphries dio dos pases de gol y firmó el tercero para los de Van Gaal, que encadena ya 19 partidos invicto
Pudo saltar el raya previsto por los aires en prácticamente la primera ruindad del partido, en la que Pulisic malogró de mala forma una ocasión magnífica, solo en presencia de Noppert. No dejó buenas sensaciones Países Bajos en ese tramo original, como si estuviera medio dormida. Pero el defecto de Pulisic le despertó de gracia, como si alguno le hubiera audaz un cubo de agua fría en la habitante a media siesta, y empezó a carburar.
Todo se le puso de cara a los de Van Gaal al instante, demostrando una puntería de lo más certera en su primera punto de vista al ámbito de las barras y estrellas. Memphis remató a gol y se situó como segundo mayor goleador histórico de la selección naranja, ya solo por detrás de Van Persie. Pero el 1-0 fue la culminación de una ruindad maravillosa, con un rondo al primer toque en el centro del campo para aventajar la presión estadounidense que acabó con el centro de Dumphries y el gol del exazulgrana.
El gol actuó como un sedante para el audiencia, un círculo que tan aceptablemente dominan los de Van Gaal, cuyo regreso al banquillo holandés está siendo de lo más triunfante, sumados ya 19 partidos sin perder. El único que se salía de la norma era Frenkie de Jong, que recupera la sonrisa vestido de naranja y es la brújula que todo lo recorrido. No había respuesta alguna de Estados Unidos, que chocaron de bruces con el segundo encajado ayer de enfilar el camino de los vestuarios. Sin hace falta del otro mundo, Países Bajos ataba medio pasaporte gracias, de nuevo, al centro de Dumphries.
Con esta panorama, todo invitaba a pensar en una segunda medio tranquila, con dominio naranja y sin grandes contratiempos. Pero falta más regresar los futbolistas al verde se revolucionó el partido y quedó claro que clasificarse para unos cuartos de final de un Mundial no iba a ser tan comprensible. Nadie se iba a estomagar.
Gapko sacaba sobre la cadena un remate de Ream que reanimaba a los estadounidenses, que necesitaron de la inestimable ayuda de las paradas de Turner para mantenerse con vida. En cinco minutos de paranoia, Wright se esquinó demasiado cuando medio estadio cantaba gol, Memphis fallaba calamitosamente y Dumphries despejaba palos y finalmente, Wright acertaba a martillar a Noppert y le ponía salsa a la tarde qatarí.
La revolución fue abortada rápidamente por el indiscutible protagonista de la tarde, Denzel Dumfries, que remachó el tercero a placer tras un gran centro de Blind.
Ahora sí, se bajaba el telón al audiencia y a la décimo de Estados Unidos en Qatar. Países Bajos seguirá luchando por el título.
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