Los especialistas piden financiación pública para los anticoagulantes modernos

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha solicitado al Profesión de Sanidad la incorporación urgente de los anticoagulantes orales de bono directa a la cartera de servicios del Sistema Franquista de vigor, para el tratamiento de la tromboembolia pulmonar (TEP).

La TEP es la tercera causa de enfermedad cardiovascular, por detrás del infarto de miocardio y el ictus, y causa más de 20.000 ingresos anuales en España. La tasa de mortalidad a los tres meses es de casi el 20%, oportuno fundamentalmente a la coexistencia de otras patologías graves como cáncer o sepsis. Afecta a los pulmones y es la forma más formal de la enfermedad tromboembólica venosa (ETV), cuyos síntomas se manifiestan en las extremidades inferiores.

El tratamiento –durante al menos tres meses aunque muchos pacientes lo requieren por más tiempo- consiste en la dependencia de anticoagulantes, fármacos que retrasan el tiempo de coagulación de la linaje y evitan la formación de trombos en los vasos sanguíneos.

Existen dos clases de anticoagulantes orales. Los antagonistas de la vitamina K, el clásico Sintrom, la pastilla que toman 700.000 personas en España, el 75% por alguna afección cardíaca, principalmente fibrilación articular, la causa más frecuente de homicidio y reingreso hospitalario en estos pacientes.

Por otra parte, hace doce primaveras apareció una nueva comunidad de fármacos, los denominados ACOD (rivaroxabán, apixabán, dabigatrán y edoxabán). La evidencia científica y las guías clínicas actuales sostienen que ofrecen un mejor perfil de seguridad que el Sintrom para el tratamiento de la TEP. Por otra parte, según los especialistas de la Separ “tienen una mejor relación beneficio-riesgo, reducen los costes sanitarios, tanto directos como indirectos, y mejoran la calidad de vida de pacientes y cuidadores”.

Sin bloqueo, España es el único país de Europa que no financia esta terapéutica para el tratamiento de la TEP. “Esta errata de aprobación es injustificable desde el punto de panorama tanto comprobado como financiero”, reprocha la Separ, que remarca la inequidad con el resto de los ciudadanos de la UE.

El tratamiento con ACOD cuesta unos 90 euros al mes, en tanto el Sintrom representa unos céntimos al día. Pero cuando entran en la ecuación factores como la seguridad o el coste del seguimiento clínico de los pacientes tratados con Sintrom se imponen los anticoagulantes modernos.

“Producen menos problemas de hemorragias, que es el principal peligro asociado al tratamiento anticoagulante. Asimismo, aportan más autonomía a los pacientes porque no requieren los controles periódicos para ajustar la dosis en los centros de vigor, lo que favorece un veterano escalón de satisfacción con el tratamiento”, explica Alberto García Ortega, coordinador del radio de Circulación Pulmonar de Separ.

Añade el neumólogo: “Desde Separ impulsamos que se incorporen a nuestra cartera sanitaria cuanto antiguamente, ya que se manejo de un avance necesario en pro de la vigor de los pacientes con embolia pulmonar. Estamos convencidos de que nuestra petición razonada será atendida por nuestras autoridades sanitarias para veterano beneficio de nuestros pacientes”.

La situación presenta algunas incoherencias, como el hecho de que los ACOD sí están financiados para los pacientes con fibrilación auricular o de los que presentan TEP y cáncer. Para el TEP en monopolio, no. En común, el médico puede recetarlos, pero el paciente debe pagarlos de su saquillo. Un promedio de unos 90 euros al mes.

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