Una taberna de mala muerte

Aitor Esteban, que como portavoz del PNV en el Congreso se ha yeguada la triunfo de diputado sensato, dialogante y comedido, dijo días detrás que tal institución se estaba convirtiendo en “una taberna de mala homicidio”. Lo dijo tras tener que escuchar las groserías de diputadas y diputados de Vox, partido que, a yerro de mejores ideas­, se empeña en proferir insultos y descalificaciones soeces contra sus rivales, degradando de paso la vida parlamentaria.

Al escuchar la expresión “taberna de mala homicidio” recordé algunas escenas de la novelística La ciudad de los prodigios. Como dije en otra ocasión, su autor, Eduardo Mendoza, siente pasión por el arrabal, los tugurios infectos y los más pulgosos shows arrevistados. Lo cual ha propiciado el retrato de una fauna abismal, índice idóneo para la película Cabaret si esta se hubiera localizado en el peor antro del Morrot barcelonés del XIX, y no en el Berlín de entreguerras: marinos borrachos, magos tísicos, cantantes que trasladan personalmente sus restos mortales a ambiente, matones, etcétera.

Ciertamente, no es eso lo que esperamos del Congreso de los Diputados. No esperamos que se convierta en una taberna donde los parroquianos confraternizan ruidosamente y beben sin tasa hasta que cualquier palabra afilada, o malinterpretada, hace aflorar las navajas, las botellas rotas son empuñadas por su cuello cortante y se pasa en un momento de la farra a la trifulca.

El líder de Vox, Santiago Abascal, interviene durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 30 de noviembre de 2022, en Madrid (España). La Junta de Portavoces del Congreso acordó, el pasado jueves 24 de noviembre, que el ministro del Interior,, comparezca ante el Pleno para responder por la tragedia que tuvo lugar en Melilla el pasado 24 de junio. Además, el Gobierno ha ofrecido a los portavoces parlamentarios visionar antes las imágenes grabadas ese día en la frontera española a puerta cerrada. Marlaska comparece por segunda vez después de que nuevas investigaciones periodísticas contradigan la versión oficial de que no hubo muertes del lado español. 30 NOVIEMBRE 2022;MELILLA;CONGRESO;TRAGEDIA;MIGRACIÓN;FRONTERA;AVALANCHA;MASACRE;POLITICO;MINISTRO;GOBIERNO Eduardo Parra / Europa Press 30/11/2022

 




Eduardo Parra / EP

Aunque a los más jóvenes les parezca inverosímil, los parlamentos y la política en universal fueron no hace mucho espacios donde se apreciaba el ingenio, la ironía y los recados envenenados (pero formalmente decorosos). Quizás esto fuera así porque incorporaban a menudo un componente autocrítico que relativizaba las pullas al rival. “Si yo fuera un hombre con dos caras, ¿cree usted que usaría esta?”, respondió un Abraham Lincoln socarrón a quien le acusaba de ser hombre poco fiable. Con un poco de tacto y de ingenio se le puede sostener al rival de todo e incluso darle pie para la réplica brillante. Ya lo teorizó Churchill: “El tacto es esa sagacidad que nos permite cursar a cierto al abismo de forma tan apropiada que le darán ganas de iniciar el alucinación cuanto antiguamente”.

Por desgracia, los de Vox no parecen conocer apreciar estas sutilezas. Prefieren adscribir a sus rivales de gilipollas, feminazi o pécora. De golpista, terrorista o drogadicto. Y se quedan tan anchos. Es de temer que, si no se les paran los pies, seguirán avivando la vehemencia del odio, que de momento es verbal, pero en otros lugares y tiempos –por ejemplo, en el Reichstag, en 1933– degeneró en incendio positivo, devastador y premonitorio.







Hay que devolver al Parlamento su valía como representación popular y su interés principal

Añadiremos que siquiera aciertan los miembros de Podemos que responden desde su escaño a los de Vox con imprecaciones tipo“¡fascistas!”. Cierto es que a alguno de ellos el epíteto le cuadra más que le incomoda. Pero igualmente lo es que los morados lucen su rosario de manchas. Empieza cuando Pablo Iglesias boicoteaba en la universidad conferencias de quienes opinaban diferente, sigue por cuando se declaró más partidario del asalto que del consenso (2014) y llega hasta el “¡fascistas!” de Irene Montero.

Lo que opinen los diputados de un partido de los de otro es perfectamente previsible y de dudoso interés para nadie. ¡Que se lo callen! Interesa –eso sí– lo que unos y otros pueden hacer por mejorar el país. Y eso es lo que tienen que contarnos en el Parlamento, en circunstancia de cubrirse de abono unos a otros. Decía el político norteamericano Adlai Stevenson, dirigiéndose a sus contrarios: “Les propongo un trato beneficioso: dejen de mentir sobre nosotros y dejaremos de sostener la verdad sobre ustedes”.

Ahora admisiblemente, mientras eso no suceda, hay que comportarse. Por ejemplo, evitando que el PP entre en competencia con Vox en materia de improperios (aunque esta semana ha pasado lo contrario). Logrando que todos los partidos adopten una posición unitaria de rechazo a los exabruptos ultraderechistas. Hallando en el reglamento de la Cámara el resorte para frustrar los insultos, o reformándolo si no se encontrara, sin atropellar la autonomía de expresión. Y exigiendo a la Mesa del Parlamento que impida la cronificación de los desmanes. Porque el Parlamento ostenta la representación popular y tiene un gran interés, que es el admisiblemente del colectivo de ciudadanos. No lo olvidemos.

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