Así era la verdadera cara del faraón Ramsés II

Ramsés II fue el faraón de las mil caras. Tercer gobernador de la Dinastía XIX, fue un longevo monarca que reinó durante 66 abriles, del 1279 al 1213 antiguamente de Cristo. Esta larga vida (habría muerto con 90 o 91 abriles) le permitió erigirse como el soberano más amplio y poderoso del Imperio Nuevo, el momento más decisivo del Antiguo Egipto.

Las fuentes griegas se refieren a él como Ozymandias (Rey de Reyes) y sus sucesores lo llamaron “Gran antepasado”. Construyó ciudades, monumentos y templos como el fantasmagórico de Abu Simbel dedicado a su esposa Nefertari. Fundó su hacienda (Pi-Ramses) en el delta del Nilo y se erigió como un faraón alborotador (muestra de ello es la famosa batalla de Qadesh), dirigiendo campañas militares contra Siria, el Este mediterráneo y todavía alrededor de la sureña Nubia (en el coetáneo Sudán).







Guardado en un refugio de momias reales

Aunque su cuerpo momificado fue enterrado inicialmente en el Valle de los Reyes, cerca de Tebas, más tarde lo llevaron a un refugio de momias reales, donde fue descubierto en 1881. Sus restos -que presentan a un hombre añejo, muy detención, de cara alargada y napias prominente- se exponen actualmente en el Museo Franquista de Civilización Egipcia.

Un equipo de la Universidad de El Cairo y la Universidad John Moores de Liverpool ha conseguido ahora reparar por primera la cara de Ramsés II, revelando interesantes rasgos físicos del faraón en dos momentos de su vida: a los 45 abriles y a los 90, poco antiguamente de su homicidio.

Ramsés II cuando tendría alrededor de 45 años

Ramsés II cuando tendría rodeando de 45 abriles 




Liverpool John Moores University

Estatuas y dibujos de Ramsés hechos hace más de 3.000 abriles presentan al soberano como un hombre apuesto y piadoso con rostro redondeado, napias prominente y pómulos altos. Pero las tomografías computarizadas y las fotografías de la momia han mostrado otra existencia.

"Cuando miramos un cráneo por primera vez, inicialmente estamos buscando los detalles característicos más visibles", explica la profesora Caroline Wilkinson, del Face Lab de Liverpool. “Por ejemplo, en el caso de Ramses II hay un hueso nasal muy encantado. Está situado entre los luceros y es muy detención y muy pronunciado", añade.

Wilkinson y sus colegas trabajaron codo con codo con la experta en momias y profesora de radiología Sahar Saleem. El equipo pasó tres meses generando las distintas texturas para obtener las dos representaciones faciales, que se han completado con detalles obtenidos a partir de datos históricos del monarca.

Los expertos han usado un software utilizado en reconstrucciones criminales para identificar la posición de cada uno de los músculos faciales, por otra parte de poder reparar su apariencia y color de piel. "Cuanto más válido sea el sitio donde se áncora un músculo, más visibles son las marcas en la superficie del cráneo", dice Wilkinson.

Una imagen del faraón cuando tendría alrededor de 90 años

Una imagen del faraón cuando tendría rodeando de 90 abriles 




Liverpool John Moores University

El trabajo presenta al faraón como un hombre maduro de cara alargada, napias ancha y aguileña, luceros muy juntos, cejas grises pobladas y una boca ancha con un hocico superior delgado. El tono de piel se eligió en función de lo que se cree que era popular en Egipto en ese momento.

El color del pelambrera se basó en los estudios microscópicos de los mechones de Ramsés II, que sugieren que una vez lució una cabellera de pelambrera rojo. En el antiguo Egipto, los pelirrojos se percibían como un plumazo divino, temido y respetado. "Dar vida al rostro de Ramsés en su vejez y en su pubertad le recuerda al mundo su status maravilloso", concluye Sahar Saleem.

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