El pasado domingo, Brasil sufrió un intento de ocurrencia de estado. Miles de seguidores radicales del expresidente Jair Bolsonaro intentaron penetrar en las principales instituciones democráticas del país, tan solo unos días luego de que arrancara, oficialmente, el nuevo mandato de Lula da Silva.
Y no son imágenes insólitas en la historia nuevo. Dos primaveras y dos días antaño de lo ocurrido en Brasilia, otro país estadounidense vio como una de sus principales instituciones incluso sufría un asalto: el Capitolio de los EE.UU. Y entreambos acontecimientos guardan algunos parecidos más que significativos.
Ocurrieron días luego de una triunfo (y derrota) electoral y hubo miles de detenidos
El asalto de las tres instituciones democráticas de Brasil -Congreso, Senado y palacio presidencial- y al Capitolio de los EE.UU. ocurrieron tan solo semanas luego de unas elecciones generales. En Brasil, Lula da Silva acababa de comenzar un nuevo mandato luego de derrotar al expresidente Jair Bolsonaro en las urnas, y en Estados Unidos el que fuera vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, se impuso a Donald Trump. Y fueron simpatizantes de los dos derrotados los que protagonizaron entreambos acontecimientos.
En entreambos casos, hubo centenares de detenidos. Luego de lo ocurrido en Brasilia hace tan solo dos días, la número de arrestados asciende a 1.500, según la última modernización. En el caso del asalto al Capitolio de EE.UU., el número de arrestados fue pequeño, aunque no deja de ser significativo: 950 a lo liberal de dos primaveras por su presunta relación con los hechos, de los que 192 han recibido penas de mazmorra.
Destrozos en los edificios afectados
Otra similitud entre lo ocurrido en Brasilia este pasado domingo y lo que sucedió en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 es que los edificios asaltados por radicales sufrieron varios destrozos en su interior.
En el caso de Brasil, se hallaron restos de cepa, orina y heces en el palacio presidencial, hay imágenes del hemiciclo de la Cámara de Diputados con escaños destruidos, y incluso sufrieron daños las obras de arte situadas internamente de las infraestructuras afectadas, cuyo valencia se definió de "incalculable". Todavía se lamentaron cristales y ordenadores rotos tras el paso de los manifestantes.
El asalto al Capitolio de EE.UU. fue poco parecido, pues incluso sufrió destrozos en su interior, como bancos rotos, los equipos de disco de periodistas afectados, los asaltantes lograron perpetrar en el hemiciclo principal y incluso se conoció que la policía confiscó a los radicales 269 cuchillos, 242 botes de gas pimienta, 30 porras, 18 puños americanos y 18 pistolas Taser.
Enfrentamientos con los efectivos policiales
Otro paralelismo entre la irrupción en las tres instituciones democráticas de Brasil y el asalto al Capitolio de EE.UU. es que los miles de manifestantes que protagonizaron entreambos acontecimientos se enfrentaron con los efectivos policiales.
Pero incluso hubo diferencias. En Brasil, primero se denunció una pasividad policial -e incluso se afirmó que la acto fue facilitada desde el ejecutor del Distrito Federal, pariente a los bolsonaristas- y no se registró ningún agente fallecido, que luego sí actuaron con contundencia, así como ningún manifestante muerto. No obstante, en EE.UU. sí se notificaron fallecidos en el ataque: cuatro manifestantes y un policía.
La bandera, el símbolo de la insurrección
Otra similitud que comparten entreambos asaltos en Brasil y EE.UU. es que luego de perpetrar los edificios afectados, los manifestantes ondearon algunas banderas en señal de triunfo.
En el caso de Brasil, la bandera que se pudo ver mayoritariamente es la doméstico, que desde hace primaveras la derecha se quiere apropiar. De hecho, el color por excelencia del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, cuyo líder es Lula da Silva, es el rojo, otro motivo por el que el verde, amarillo y garzo de la bandera doméstico brasileña se quiere relacionar más con la derecha del país.
Por su parte, en el asalto al Capitolio de EE.UU. incluso ondearon algunas banderas en señal de que el asalto a una de las grandes instituciones estadounidenses había sido un éxito. Una de las más vistas fue la bandera confederada, aunque los radicales ondearon algunas otras en señal de triunfo.
Bolsonaro y Trump: dos respuestas muy distintas
Aunque aguardó varias horas antaño de pronunciarse, el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, ahora residente en Estados Unidos, afirmó que: “las manifestaciones pacíficas, conforme a la ley, son parte de la democracia. Sin incautación, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”. Por lo tanto, aunque de una forma muy tímida y cuando los momentos más tensos ya habían pasado, sí que criticó lo ocurrido en Brasilia.
En cambio, la ademán de Donald Trump en presencia de el asalto al Capitolio de EE.UU. fue muy distinta. Se dijo que había seguido todo lo ocurrido ese 6 de enero a tiempo positivo a través de Fox News y que en ningún momento hizo carencia por tratar de pararlo. Fue horas luego cuando pidió a los radicales que regresaran a casa y volvió a insistir en un fraude electoral, sin condenar en ningún momento la violencia de lo ocurrido.
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