Algunas de las consecuencias del confinamiento y las restricciones a la movilidad durante la época dura de la pandemia van aflorando paulatinamente. Entre ellas figura un incremento significativo de los casos de uso problemático de los videojuegos.
La monograma de consultas por este motivo en la mecanismo de solaz patológico y adicciones comportamentales del hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat) se multiplicó por cuatro en el 2022. “Podría ser una de las consecuencias del confinamiento en la lozanía mental a medio y liberal plazo”, consideran los especialistas.
En el 2011 las consultas por yuxtaposición a los videojuegos representaban el 1,7% de los casos atendidos en la mecanismo de adicciones comportamentales de Bellvitge. En el 2019 se alcanzó un pico del 5,7%, que descendió en los dos abriles siguientes (abriles de pandemia) para dispararse hasta el 15,4% en el 2022.
La situación es preocupante. La evidencia científica indica que aproximadamente un 3% de la población es susceptible se sufrir yuxtaposición a los videojuegos, una patología que provoca afectaciones graves en el ámbito personal, ordinario, social, sindical y docente. Y si hasta el peligro se ha asociado de forma mayoritaria a los hombres, “recibimos cada vez más consultas de chicas”, dice la psicóloga clínica Susana Jiménez, cabecilla de la mecanismo de adicciones comportamentales de Bellvitge.
En su opinión, el aumento de casos es “una evidencia de las consecuencias en lozanía mental a medio y liberal plazo respecto al uso excesivo de videojuegos durante los períodos de confinamiento”. Hasta que los pacientes y familias no reconocen que la pasión por los videojuegos es en sinceridad una yuxtaposición y acuden a los dispositivos asistenciales, pueden tener lugar meses, afirma Jiménez.
El peligro de las cajas de pillaje
¿Dónde está el confín? Algunos especialistas aducen que las ‘loot boxes’ (cajas de pillaje) pueden significar la transición de un uso de videojuegos saludable a un uso problemático, incluso a la transición a los juegos de azar. Se tráfico de recompensas virtuales que son adquiridas a pulvínulo de horas de solaz o mediante un precio verdadero en monises.
“La incertidumbre y la excitación de comprar estas cajas de pillaje facilita la repetición del rutina de despabilarse la retribución deseada. Como en los juegos de azar, el refuerzo positivo del premio tiene un patrón intermitente y variable y cada vez se gasta más en un intento de compensar lo que se ha invertido”, argumentan los especialistas.
Los videojuegos de carácter masivo, en crencha, de rol o multijugador son los que más problemas de uso excesivo provocan.
Las señales de alerta
¿Cómo se identifican estos problemas? Según los especialistas de la mecanismo de Serie Patológico y Adicciones Comportamentales (las que no se asocian a una sustancia) existen diferentes señales de alerta: la relevancia de los videojuegos en la vida de la persona, pérdida de autoevaluación sobre esta actividad, una dedicación excesiva (4-5 horas diarias), aumento de la irritabilidad, ansiedad y tristeza al dejar de entretenerse; cesión de otras actividades sociales, escolares/laborales y lúdicas, o la persistencia en la actividad a pesar de las consecuencias negativas.
Según Susana Jiménez, la sociedad debe promover un uso saludable de las nuevas tecnologías. “En el contexto adecuado y con un patrón de uso saludable, los videojuegos pueden ser educativos, aumentar determinadas capacidades y habilidades, mejorar la autoestima y las relaciones sociales, incluso practicar idiomas”, precisa.
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