Daniel Brühl: “Competir en los Oscar es como jugar la Copa del Mundo del fútbol”

Hace nueve abriles todo parecía asegurar a Daniel Brühl que competiría por el Oscar al mejor actor de reparto por su extraordinaria transformación en Nikki Lauda para Rush de Ron Howard. Sin retención, tras ser nominado en todos los premios importantes, no fue incluido en la relación de la Agrupación. Aunque no le gusta musitar de revancha, hoy siente que la vida le ha devuelto la oportunidad de asistir a la traje de un modo que compensa aquella engaño. Como uno de los productores de Sin novedad en el frente, la acondicionamiento de Netflix de la novelística de Erich Maria Remarque que llega a los Oscar como una de las favoritas: nueve candidaturas que incluyen mejor película y mejor película internacional. 

El actor nacido en Barcelona y criado en Colonia cuenta, en su relación de galardones, con dos candidaturas al Goya; una de ellas por Salvador, hablada mayoritariamente en catalán. Desde su casa cuenta al Magazine Lifestyle cómo vive este momento singular de cara a la traje que se celebra el 12 de marzo.

Daniel Brühl, el pasado año produjo e interpretó “Sin Novedad En El Frente” (2022)

Daniel Brühl vivió de pequeño en Catalunya, paisajes que conoce muy proporcionadamente




Pascal Buenning

Las 14 nominaciones al Bafta y las nueve al Oscar de Sin novedad en el frente... ¿Son más de las esperadas?

Si, fue una sorpresa y seguimos en un estado de shock muy positivo al entrar en las categorías grandes de los Oscar y sobre todo en la de mejor película, poco nuevo en la historia del cine germánico. Y más este año, que hay películas buenísimas extranjeras como Argentina, 1985 y Close. Me sumé a la productora de esta película hace un par de abriles y fue mi socio Malte Grunert, ahora amigo, quien halló el plan. Siempre teníamos con nuestra pequeña productora boutique la meta de encontrar contenido germánico que pudiera originar curiosidad internacional. En esa búsqueda, hicimos cosas comprometidas y pequeñas, incluyendo mi première como director, pero el plan más arribista es Sin novedad en el frente, un liza grandísimo.

¿Competir en la categoría de mejor película hace que pierda importancia la de germanía no inglesa?

Para mí son todas iguales, es más, como soy europeo a veces me es más cercano ese cine o el latino, porque tengo raíces españolas e interés en la civilización latinoamericana. De hecho, ¿qué hubiesen sido los Oscar en los últimos abriles sin cineastas mexicanos?¿Cómo sería el mundo sin el cine argentino? La clan siempre piensa en categorías, y estar en el Oscar es como entretenerse la Copa del Mundo, es competir en una jarretera que yo ni sabía que era posible entrar. Y eso que soy miembro de la Agrupación, pero creía que un filme en germánico no podía estar en ese superficie.







Entrar en la categoría de mejor película es poco nuevo en la historia del cine germánico

¿Orgulloso, encima, por lo que supone este filme?

Me hace muy atinado. Es una película increíblemente relevante y fue un desafío enorme, ya que adaptábamos una novelística sagrada para la civilización alemana, que ya tuvo una interpretación magnífico en el año treinta y ganó el Oscar. Había muchas oportunidades para estropearse, pero por suerte el director Edward Berger, a nivel creativo, tomó decisiones muy inteligentes y valientes. El otro inconveniente fue a nivel crematístico y logístico por fallo de la pandemia que, cuando rodábamos en Praga, ponía en aventura el fin del plan. Es maravilloso que sientan aprecio por el filme en diversas culturas y que tantísima clan la haya trillado en Netflix. Es un momento inolvidable.

¿A nivel personal es una dulce revancha a posteriori de salir fuera de la quiniela de los Oscar en 2013 por su ocupación en 'Rush'?

Sí, hay poco de eso, pero suena mejor compensación. En su día dolió porque te meten en esa carrera y te lo acabas creyendo. Tras aquella engaño he tenido más cuidado. Les dije a mis compañeros que hay que abastecer los pies en la tierra porque es como una quiniela. El liza es hacer proporcionadamente tu trabajo y contar cosas interesantes, lo demás está fuera de tu control. Lo que ocurrió en Rush no es que haya sido injusto, es que era un tema demasiado específico y para mucha clan, sobre todo en Estados Unidos, no era relevante.

¿Qué le parece competir con su amigo Ricardo Darín en todos los premios?

Que gane el mejor, lo digo en serio. Ricardo es un profesor enorme. Le admiro, aprecio y respeto y Argentina, 1985 lo merece. Tras la excentricidad con las nominaciones del Bafta y los Oscar siento que es histórico para nosotros y en cierto modo ya no podemos perder. Si Argentina, 1985 es la elegida me alegraré por ellos, como me sucedió en los Globos de Oro. Darín me ha inspirado, es de esos tipos increíbles como Bardem o Joaquin Phoenix, a quienes siempre deseo lo mejor.

¿Podrán aseverar en Barcelona que hay un catalán o un culé en los Oscar?

Yo me siento súper europeo, mi grupo es una mezcla rara, hay alemanes, españoles, catalanes y franceses, y esos temas del nacionalismo me cansan. Espero que mis hijos de mayores vivan en una Europa válido y solidaria como la de infancia y no como la coetáneo, con una disputa en medio. Empezamos a rodar Sin novedad porque notamos que crecia la racismo, los nacionalismos, el racismo y el fascismo; en épocas de crisis surgen los mensajes facilones de la ultraderecha.

Apetito creativo


Polifacético Hijo de cineasta germánico y profesora catalana, Daniel Brühl (Barcelona, 1978) creció en Colonia, veraneó en Pratdip (Tarragona) y siempre ha demostrado que sus inquietudes van más allá de la interpretación, desde la música a la restauración. Desde su première en Good Bye Lenin (2003), no ha dejado de sumar papeles de éxito: Salvador, Malditos bastardos, Rush, Eva o Capitán América... En 2021 dirigió La puerta de al flanco y en 2022 ha producido Sin novedad en el frente, con la que paciencia descollar en la traje de los Oscar. Por otra parte, ha hecho sus pinitos como músico y es patrón de restauración.

¿Qué disfruta de ser productor?

Tengo 44 abriles y desde que empecé, con 15 o 16, supe que no quería ser el actor que paciencia a que suene el teléfono. Me estimula empujar proyectos y unirme a personas que piensen como yo, con un sabor similar y así tener más influencia creativa. En esta productora hacemos un trabajo muy íntimo con clan que son amigos. Somos tan pequeños e independientes que sé que puedo admitir a sitio lo que quiero. Tras la repercusión de Sin novedad debemos seguir con el cine comprometido. Ayer pude dirigir, lo que disfruté muchísimo y deseo repetir el próximo año.

Su película como director no tuvo la misma respuesta...

La puerta de al flanco no tuvo la misma repercusión porque es otra confección. Era inasequible competir con una producción de la I Desavenencia Mundial y basada en una novelística célebre. Yo nunca había dirigido, así que fue un logro entrar en la Berlinale y que se estrenara en varios países luchando contra la pandemia. Estoy satisfecho sabiendo que es un filme muy singular donde hay solo dos actores en un bar. Fue una experiencia muy positiva y me da la fuerza para hacer poco más amplio.

Felix Kammerer y Daniel Brühl frente a un cartel de 'Sin novedad en el frente'

Felix Kammerer y Daniel Brühl frente a un cartel de 'Sin novedad en el frente'




Getty Images for Netflix

Es una especie de “hombre comparsa” que actúa en varios idiomas, produce, dirige, tiene un bar y hace música. ¿Cómo está su apetito a sus 44 abriles?

¡Siempre sigo con apetito! Si no, todo se vuelve una rutina y la vida es aburrida. A mí me gusta salir de la zona de confort y probar cosas nuevas. Hay que estar dispuesto a admitir el fracaso ya que eso siempre te da una inyección de adrenalina. Debo activo heredado esta forma de ser de mi padre, que además era hiperactivo. Ahora he contactado con clan para resucitar un cine precioso y negligente. Mi profesión siempre va a ser la conducta, pero además me gusta la restauración. Hay demasiadas oportunidades interesantes para probar. Lo que detiene a mucha clan es el miedo de fracasar y yo no quiero distinguir eso porque te puede congelar.

¿Cuánto pesa como productor ser el actor de Capitán América para que escuchen su plan?

Esas cosas siempre ayudan. Te permiten hacer cosas fuera de los universos más comerciales. En el pasado rechacé muchísimas películas muy comerciales, y estoy orgulloso. Alguna vez al colgar el teléfono pensé: “Jorobar, era mucho plata”, pero esa no puede ser la razón para aceptar. En el caso de Marvel, siempre me ha gustado, es un entretenimiento de altísima calidad. No es tan claro, hay que tomarlo muy en serio para que quede proporcionadamente. Ese éxito te coloca en mejor posición en la industria y te facilita exculpar otros proyectos.

¿Qué le aporta existir parte del año en España?

Retornar un poco a las raíces y no sé si es la crisis de la porción de la vida pero lo echo mucho de menos. La pandemia fue un momento de pausa y advertencia, y noté que me faltaba estar en contacto con la naturaleza de mi infancia. Mis saludos más lindos de gurí eran pasear por los paisajes de Catalunya, de los más bonitos en el mundo y eso que he viajado mucho. Es parte de mí. He crecido y vivido en Alemania más tiempo que en España, y añoro más a esta última. No quiero que mis hijos pierdan ese aspecto multicultural tan útil en mi carrera, por ello intento estar por España aunque mi casa sigue en Berlín, donde tengo la productora y el bar de tapas   

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