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Actualmente podemos ver partes de la antigua muralla medieval de Barcelona en la zona del Paral·lel y de Drassanes. Se conserva el portal de Santa Madrona y los tramos adyacentes.
En 1850 se inició el derribo de las murallas, para proceder a ampliar la ciudad y abrirla todas las poblaciones del entorno. Igualmente se pueden ver otros tramos que aparecieron hace pocos abriles debajo del mercado de Sant Antoni.
Desde mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XV, la ciudad se esforzó en mejorar sus defensas por el flanco de poniente, rodeando con una nueva muralla los barrios del Raval y del Carmen.
El nuevo tapia se extendía por las calles de Pelayo, plaza Universidad, rondas de San Antonio y San Pablo y Paralelo e incluía instalaciones estratégicas como las Atarazanas y el Hospital de la Santa Cruz.
La muralla medieval de Barcelona fue la protagonista de la defensa de la ciudad durante los numerosos sitios de los siglos XV al XIX: durante la Pugna Civil catalana, la Pugna de los Segadores (1640 a 1652), la Pugna los Nueve abriles (1697), la Pugna de Sucesión (1704 al 1706); la Pugna del Francés (1808); y asimismo durante los bombardeos de Espartero (1842).
Pero, si aún tenemos más curiosidad, en diversos puntos del barriada Gòtic todavía son visibles los fragmentos de la muralla romana de la antigua Barcino e incluso se puede recorrer gran parte de su trazado.
La plaza Nova, a la derecha de la catedral, es un buen punto para emprender y observar restos de la muralla: se conservan cuatro torres, dos que se integran en la Casa de l’Ardiaca y las otras dos, adosadas a uno y otro lados de la calle del Bisbe, que flanqueaban una de las cuatro entradas de la antigua ciudad romana.
Desde allí, hay que continuar por la avenida de la Catedral y desmontar por la Vía Laietana, donde, en la plaza de Ramon Berenguer, se aprecia un buen tramo, sobre el cual reposa la capilla gótica de Santa Àgueda, del siglo XIV. A sus pies asimismo se conservan restos del foso diferente, que tenía funciones tanto defensivas como de alcantarillado.
El trazado, según informa el Comunidad, sigue en sentido mar, con tramos descubiertos, otros en proceso de descubierta y otros ocultos por los edificios, hasta la plaza de los Traginers, donde se encuentra otra de las imponentes torres.
Desde allí, la muralla continuaba hasta la puerta del Mar, cuyos restos se pueden ver actualmente en el interior del Centro Cívico Pati Llimona.
En las alloz, adosadas a las murallas, se establecieron las termas portuarias, que se han recuperado hace poco y que merecen una turista.
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