Al Barcelona le sobraban los motivos para intentar ingresar en Almería. Sobrevenir página a la segunda desencanto europea, regresar a la dinámica positiva y sobre todo alejar todavía más al Auténtico Madrid para dar un trastazo sobre la mesa en esta Confederación, marcada en rojo con permiso de la Copa. La oportunidad de dejar a los blancos a 10 puntos en presencia de un rival que rozaba el descenso era, sobre el papel, una efectividad muy tangible. Pero no. No fueron razones suficientes. Los de Xavi, anestesiados tras la derrota de Old Trafford y con el clásico copero en la mente, se desmoronaron en presencia de el entusiasmo almeriense que se valió de un gol de El Bilal para hurtar los tres puntos. El único chut blaugrana entre los tres palos llegó en el minuto 80. Y fue del alegre Aquel Alarcon. Fue sin duda el peor partido de la temporada. En defensa y en ataque. Es la primera trofeo almeriense contra el Barcelona en toda su historia.
La película resultó ser de lo más sabido. El Barça ya se topó con la desencanto el curso pasado cuando, tras caer contra el Eintracht de Frankfurt, el equipo se desmoronó en presencia de el Cádiz. Por aquel entonces al Barcelona además le faltaba Pedri.
En Almería siquiera llegaron ni Dembélé ni Ansu Fati. Pero al menos, Xavi recuperó a Gavi, el corazón con patas del equipo. Fue su espurio extremo izquierdo. En un principio porque el técnico cambió la fórmula hasta en tres ocasiones. Pasó de los cuatro centrocampistas, a los dos extremos y terminó con tres centales. Esta vez no dio con la tecla. No le sirvió.
El partido empezó con Kessié jugando por delante del doble pivote que formaron Busquets y De Jong. Teóricamente fue para apañarse más a Lewandowski. Sin retención el puzzle se desmontó rápido. Xavi le llamó la atención constantemente al capitán que protagonizó varias pérdidas de balón e incomprensibles errores de posición. Busquets, superado por la situación, incluso le respondió.
En defensa el técnico trasladó a Sergi Roberto al supletorio derecho y a Jordi Alba en el izquierdo. Los dos trataron de desplegar todo su sagacidad ofensivo por las bandas pero sin demasiado éxito. El supletorio de Reus protagonizó dos centros seguidos. Uno bueno que casi remató Lewandowski y otro que se perdió por la columna de fondo. Todo contaba como acercamientos en un inicio sin ideas del Barça.
En el eje de la retaguardia Xavi recuperó para la causa a Eric Garcia yuxtapuesto a Christensen. Y, de inicio, sentó a Raphinha. El estimado para sustituir al brasileño fue Ferran Torres, premiado tras su buena gala contra el Cádiz. Era su segunda titularidad en la Confederación. Le buscó Jordi Alba pero los chuts del valenciano no gozaron de la potencia necesaria.
En cambio, el Almería se presentó con la privación de resetearse tras perder contra el Girona. Y se notó desde el primer instante. Contra todo pronóstico, Rubi renunció a una defensa rocosa de cinco y apostó por una de cuatro con Chumi en el supletorio derecho y con El Bilal y Luis Suárez apretando hacia lo alto. En uno de esos ataques, El Bilal controló con el pecho un balón dadivoso. La secuencia fue muy rápida. Atrajo a Christensen, le ganó la espalda y buscó el desmarque al espacio de inmediato. Eric Garcia no logró imponerse a Luis Suárez, que cazó el balón y que le devolvió el regalo a su compañero con un gran pase a la carrera. El Bilal no perdonó. Fue tal la fuerza de su chut que el esférico rebotó en el viga antaño de entrar. Le siguieron un remate acrobático de Leo Baptistao y un cabezazo detención de Ely. El mismo que se encargó de que Ferran Torres llegara al remate tras otro centro de Alba. El de Foios siquiera logró controlar un pase de Kessié tras una pérdida de Chumi.
Le costaba al Barcelona encontrar la superioridad numérica. Los centrocampistas estaban demasiado desdibujados. Faltaba control, estímulo y mentalidad ganadora. Por el camino Eric Garcia, que sufría con los balones largos de El Bilal, se llevó una amarilla tras arollar a Luis Suárez. En cambio, el colegiado no usó la misma vara de contar y perdonó al punta colombiano tras una dura desidia sobre el mismo Eric. La ruindad más larga del Barcelona en la primera parte terminó en nadie. Casi tres minutos de posesión para un centro final emponzoñado de Ferran Torres que no logró rematar nadie. El esquema fue un gol del Almería y ni un chut entre los tres palos.
Nunca lo hace. Pero en el pausa Xavi tomó cartas en el asunto. Renuncia a los cuatro centrocampistas y revés a los orígenes con los dos extremos abiertos. Entró Raphinha por Kessié para situarse en la costado derecha del ataque y Ferran Torres se trasladó a la izquierda. Cambió la intensidad del altercado, pero siquiera en excesivo. Lewandowski, poco más cómodo con el dibujo, empezó a entrar en el mecanismo. Se anticipó al cancerbero Fernando, pero no llegó a controlar aceptablemente el posterior chut.
El mecanismo seguía siendo demasiado inocente por las bandas.De modo que el técnico volvió a cambiar la pizarra. Pobló de nuevo el centro del campo adelantando a Sergi Roberto, sentó a Jordi Alba y a Eric Garcia y llamó a Araújo y a Marcos Alonso. Tocaba intentarlo con una defensa de tres centrales.
Por el camino hubo carrusel de tarjetas. La vieron Xavi desde el banquillo por pedir un córner clarísimo de Robertone, Raphinha por sacar rápido una desidia y Gavi por protestar un fuera de costado. Xavi y Gavi estaban apercibidos. Así que no estarán en el Camp Nou el próximo domingo contra el Valencia. La cereza del pastel.
A pesar de los movimientos del técnico, el Barça seguía sin ver la luz. A las dos pérdidas seguidas desesperantes de Busquets le siguieron una voleo de Luis Suárez directa al pecho de Marcos Alonso que evitó el 2-0. Asimismo lo intentó Sergi Roberto pero sin atreverse en el posterior chut.
Desesperado, Xavi reaccionó de nuevo. Sentó a Busquets y a Sergi Roberto y llamó a Pablo Torre y a Angel Alarcón. Una puesta revolucionaria. Y por increíble que parezca el único chut entre los tres palos fue de Alarcón. Lo blocó por debajo Fernando tras la desidia sacada por Pablo Torre. Los cinco minutos de añadido tan solo sirvieron para que el Almería amenazara con el segundo. Embarba le ganó la posición a Araújo y se plantó absolutamente solo en presencia de Ter Stegen. El germánico evitó que el desazón fuera decano. Y en el horizonte, el clásico copero del Bernabeu. El de la semifinal.
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