Mathieu Van der Poel se ha reivindicado a sí mismo, y a lo egregio. Tras un 2022 agridulce dónde los títulos han escaseado, el ciclista belga encontró refugio y protagonismo en el ciclocrós. En la disciplina reina invernal, MVDP ha sido capaz de hacer aderezo de su fuerza, potencia y versatilidad durante las principales pruebas del año hasta convertirse en campeón mundial de CX por chale vez en Hoogerheide (Países Bajos). El curvatura íris le pertenece.
La final de los Países Bajos fue una auténtica batalla de escándalo entre MVDP y el belga Wout Van Aert en un marco donde primó el granito cómo principal obstáculo.
Más titánicos que nunca
El duelo empezó pronto. Los dos ciclistas eran conscientes de la magnitud de lo que estaba en recreo y se lanzaron a por el maillot curvatura iris cómo galgos galopando tras una liebre, dejando al resto del pelotón en tierra desde el principio.
Tras el bocinazo de salida, un montaraz Van der Haar puso toda la carne en el espetón pero en el minuto 3.00 de carrera fue arroyado por Van der Poel que se puso en capital. Inmediatamente, Van Aert, que partía de segunda cadeneta, aprovecho astutamente una descendimiento para dar un acelerón y confirmar el inicio de un uno contra uno entre dos fueras de serie
Duelo de respeto
A pesar de la potencia de los dos protagonistas de la carrera, en el duelo que encarnaban dominaba la tensión y la táctica. A pesar de algunos intentos tímidos de ataque de Van Aert, uno y otro sabían que había que ser muy cerebral y que se iba a arriesgarse en la última envés final.
Van Aert persiguiendo a Van der Poel. Los mejores corredores de ciclocrós del mundo
Lo que nadie esperaba que Van Der Poel esperara hasta el ultimísimo tramo del circuito, una recta en asfalto dónde no era protegido a fanales de la ciencia.
Aún así, el holandés fue paciente. Muy solvente en el postrero tramo de escalones, bici en hombro fue muy hábil en la transición para retornar a montarse y originarse. Pegado le fue Van Aert, pero no pudo reaccionar a tiempo a la puesta en marcha extraordinario de su rival que recorrió los 300 metros a todo gas, para cruzar la cadeneta de meta puño en parada.
I hate it but I love it 🥲 pic.twitter.com/EjNv9z7BiL
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Van Aert reaccionaba con deportividad a la triunfo de su colega Van der Poel, consciente de la importancia que tenía para el holandés. Se habló mal de él en Australia, desapareció, arrastraba problemas de espalda y supo reponerse para salir campeón de lo que fue -para muchos- la longevo batalla de la historia del ciclocrós.
El solvente Iserbyt logró un trabajado y apropiado tercer puesto, la premio por el trabajo durante toda la temporada. Felipe Orts quedó lejanamente decimonoveno.
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