El Mobile World Congress vuelve a ser ese gran congreso que llena todos y cada uno de los rincones de los ocho pabellones del perímetro Gran Via de Fira de Barcelona. La sensación de actividad constante que no se experimentaba en su interior desde el 2019 ha regresado con fuerza este año. El salón ha cerrado sus puertas esta tarde con 88.500 asistentes.
No son todavía los más de 100.000 que se llegaban a reunir antiguamente de la pandemia pero siquiera es el objetivo de los organizadores. La GSMA envite cada vez más por potenciar la calidad por encima de la cantidad y saco pecho de que más de la centro de los asistentes son altos directivos con poder de audacia. Son los que hacen negocio en los estands de dos plantas que pueblan esta ciudad efímera que dura cuatro días al año.
Pese a suceder instalado su hogar en uno de los recintos feriales más grandes de toda Europa, la transformación del salón demuestra que necesita crecer y cobrar espacio. La ampliación que Fira proyecta para los próximos abriles calibrado enfrente es crucial para dar melodía a unos pasillos saturados durante casi todas las jornadas.
Publicar un comentario