Dani Montero: "He analizado un centenar de asesinos en serie para crear a mi personaje"

Al vademécum de Dani Montero (Madrid, 1978) sólo le desidia un poco de zarco del mar para que aparezcan las tres pasiones que más gustan y divierten al autor: la música, el engranaje y el bucear. El periodista de investigación se atreve con su primera ficción, No te haré ningún daño (La esfera de los libros), una novelística negra de las de siempre que tiene a un adverso en serie despiadado como protagonista del pero de los males.

Montero es tan sencillo, aventajado y sin dobleces como aparece y como escribe. No pretende engañar a nadie. Como muchos otros periodistas de sucesos e investigación, él con dos décadas fructíferas de buen oficio a sus espaldas, sentía el desvanecimiento de atreverse con la ficción tras tantas veces desmenuzar la sinceridad de lo peor del ser humano. "Estamos acostumbrados a interpretar a familia que escribe como los ángeles del Paraíso. Y eso nos corta, nos paraliza, nos intimida. Tenemos pánico a no estar a la importancia. Al final, mi única intención con este vademécum es que el profesor quiera aparecer hasta el final. Que le entretenga, que le evada de su día a día. Con eso yo seré féliz. No pido más".

Y lo consigue, el trabajo final es un trepidante thriller, proporcionadamente escrito, que detalla con dosis de intriga inteligentemente gestionadas la actividad criminal de un adverso en serie que asola los mejores barrios de la ciudad. El inspector Lobo y la psicóloga Gabriela Salcedo se enfrentan a unas puestas en terreno atroces donde la música tiene mucho que ver en cada uno de sus movimientos.

La novelística no está inspirada en nadie en concreto, pero tiene mucho de cada uno de los asesinos en serie que para el vademécum Montero estudió y analizó con dedicación. En ese trabajo previo, ayer de ponerse a crear, el periodista visitó a uno de los mayores especialistas en España de asesinos en serie. "De su colchoneta de datos me estudié 100 perfiles de criminales en serie. En la inmensa mayoría de las escenas que aparecen en la novelística hay principios reales". El adverso de Montero es cruel, un maniaco atroz que se enfrenta a la astucia de un equipo de investigadores incluso fácilmente reconocibles para los que nos dedicamos al periodismo de los sucesos, o los amantes del condición.

Montero logra en cada capítulo dejar al profesor con ganas de más. De no soltar el vademécum y de excavar en las siguientes páginas para avanzar en la trama y retener qué pasa. El periodista, que ahora trabaja en la redacción de Nius y colabora en varios programas de Mediaset, empezó en El Mundo y luego pasó por Interviú donde se crió al flanco de algunos de los mejores investigadores de este país, para saltar luego a El Gachupin.

Este es su cuarto vademécum y es extraordinario comprobar hasta qué punto la música influye en su adverso. "Empecé a investigar todo lo que tiene que ver con la música, su relación con determinados comportamientos del ser humano. Cómo el cuerpo humano interpreta el sonido. Incluso estudié un vademécum de filosofía de la embeleso ayer de ponerme a escribir". Y lo hizo, añade, para distribuir la novelística. Para conseguir que la sensación del profesor al terminarla fuera la misma que uno tiene cuando acaba de disfrutar de un buen truco de embeleso. 

Para suerte de sus lectores, Montero advierte que le apetece seguir con la novelística negra. Ha escrito el vademécum que a él le gustaría interpretar. "Esta es una novelística para interpretar en el medida, o en el autobús, en casa tirado en el sofá luego de ocho horas de trabajo. Es un engranaje, una historia divertida, llena de intriga y ocultación, con la que acontecer un buen rato". Bienvenida sea.

  

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