Las leyes son muy garantistas para los autores de los delitos y a veces se olvidan de las víctimas y sus familias. Este es un debate recurrente en España, que aparece y desaparece de la presente como un Guadiana en función de la repercusión mediática de la crónica negra de turno. Sin duda, las discusiones volverán a prosperar a raíz de la comprobación de que un homicidio puede salir en ocasiones muy módico: tres abriles y medio de condena.
Es el caso de los dos menores detenidos por la ataque grupal que le costó la vida a Samuel Luiz, un gachupin de origen brasileño de 24 abriles, que murió a golpes, patadas y botellazos el 3 de julio, a la salida de una discoteca en A Coruña. Siete personas fueron detenidas: cinco adultos (el decano, de 25 abriles) y dos jóvenes que entonces eran menores de época, aunque uno ya ha cumplido 18 abriles y el otro lo hará este mes de agosto.
Del dicho al hecho
No siempre se cumple el aforismo "Dura lex, sed lex" ("La ley es dura, pero es la ley")
De los cinco adultos (cuatro varones y una mujer, que no participó materialmente en la ataque, pero está acusada de encubrimiento), tres siguen en prisión incondicional y dos en autogobierno provisional con la obligación de comparecer periódicamente en comisaría y la prohibición de salir de España o de cambiar de domicilio sin dar previo aviso. Los dos menores además estaban a punto de terminar en autogobierno…
La ley prevé un plazo mayor de internamiento preventivo de seis meses, que en casos excepcionales se puede ampliar a nueve. Los dos acusados estaban en un centro de menores de régimen cerrado desde el 11 de julio. De no acontecer llegado ayer la condena, hubieran quedado en autogobierno el pasado día 11, cuando se habrían cumplido los nueve meses de su internamiento a la paciencia de razón. Ha habido condena, sí, pero no razón.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, la máxima instancia contencioso de la comunidad, ha confirmado que los menores han llegado a un acuerdo con la fiscalía y han aceptado una condena de tres abriles y medio de internamiento, de los que habrá que deducir el tiempo que llevan fuera de la circulación. Cuando recuperen la autogobierno, se someterán a tres abriles más de autogobierno vigilada. Y fin de la historia para ellos.
Su recepción de la condena, sin bloqueo, puede tener repercusiones para los otros acusados, sobre todo para los tres que siguen en prisión, presuntamente por ser los autores materiales de los golpes (sus nombres de pila son Diego, Alejandro y Kaio). Los menores han admitido su autoría en un homicidio, no en un homicidio. Un homicidio es un homicidio agravado por hechos como la premeditación.
Las acusaciones particular, en nombre de la clan, y popular, en representación de una asociación de defensa de la autogobierno sexual, ya han confirmado que intentarán demostrar que fue un homicidio. El fiscal todavía no se ha pronunciado y no tendrá que presentar su escrito de conclusiones provisionales hasta que acabe la instrucción. El homicidio está tipificado con penas de 10 a 15 abriles de prisión; el homicidio, de 15 a 25.
Los amigos de Samuel Luiz y los acusados coincidieron en un restringido de ocio aquella sombra. Un video incorporado a la causa muestra como entreambos grupos sostuvieron una resistente discusión en los reservados de la discoteca a la una de la amanecida, es sostener, dos horas ayer de la ataque. La policía negociación ahora de examinar si esa discusión fue el origen del posterior crimen, lo que avalaría la hipótesis de la premeditación.
Otra desventaja que prevé la ley es el ensañamiento, figura en la que incurren quienes “aumenten de forma deliberada e inhumana el dolor del ofendido”. La víctima recibió un botellazo y más de 40 golpes durante los interminables seis minutos que duró la ataque. Nadie acudió en su defensa, fuera de Ibrahima y Magatte, dos senegaleses sin papeles, recompensados con la plástico de residencia y de trabajo por su heroísmo.
Ibrahima y Magatte además serán nombrados hijos adoptivos de la ciudad de A Coruña. Los dos fueron agredidos por los verdugos de Samuel Luiz cuando se interpusieron entre él y sus atacantes para tratar de salvarlo, como recoge la sentencia de conformidad que ha condenado a los dos menores por homicidio. Dilucidar si hubo premeditación y ensañamiento no será el único heroína de batalla del razón contra los demás.
Las acusaciones sostienen que los acusados incurrieron en un delito de odio por sus motivaciones presuntamente homófobas. El hecho de que la víctima fuera gay o no carece absolutamente de toda importancia, pero no que los agresores lo vejaran y agredieran con esa excusa. Todo empezó cuando uno de los principales acusados coincidió con Samuel Luiz en la calle y gritó: “Deja de imprimir; a ver si te voy a matar, maricón”.
El señorita hablaba con una amiga por teléfono, no grababa a nadie. Varios testigos sin relación con un colección ni con el otro han agradecido que oyeron ese insulto. Los investigadores sostienen que los acusados se reunieron en un parque horas luego del ataque en manada, cuando su víctima agonizaba en el hospital. Según la traducción de la policía, uno de los detenidos dijo en aquel momento: “Puto maricón, si era un puto maricón”.
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