Biden: "El supremacismo blanco es un veneno"

Armas y racismo, un cóctel pernicioso en Estados Unidos. Como sostienen los analistas que no están bajo la trayectoria del lobby del rifle, el odio étnico existe de forma generalizada en todos los países del piedra occidental, sociedades desarrolladas como la estadounidense, pero en esos otros lugares se registran muchos menos muertos porque carecen de mostrador expedito en el ataque a la armas.

La verdad de esa combinación trágica la afrontó este martes sobre el dominio el presidente del país. Joen Biden visitó Buffalo para expresar sus condolencias y solidaridad con las víctimas y los residentes en esta ciudad del estado de Nueva York tras la aniquilamiento del pasado sábado que dejó diez muertos. "Lo que ocurrió aquí fue simplemente terrorismo, terrorismo doméstico al servicio del odio", afirmó al clasificar la felonía de Payton Gendron, de 18 primaveras, que acudió el pasado sábado a esta ciudad con el objetivo de matar a ciudadanos negros.

"El supremacismo blanco es tóxico", proclamó Biden en un sentido discurso. A esta ideología, que no tiene cabida en la vida del país, "se le ha permitido ulcerarse y crecer enfrente de nosotros, no más", insistió.

Lamentando el arrebato homicida y racista del sábado, Biden prosiguió: "El mal no ganará, os lo prometo, el odio no prevalecera y el el supremacismo blanco no tendrá la última palabra, no permitiremos que destruya el alma de la nación".

Remarcó que "a través de los medios, de los políticos, de internet, se ha radicalizado y inconsiderado a individuos, que creen que los reemplazaran por otros que son diferentes a ellos", insistió sobre la motivación expresada por el pistolero en un manifiesto y en diversos textos atribuidos a Gendron que han emergido en internet.

"Es una perversa ideología, pido a todos los estadounidenses que rechacen esta mentira. Y condeno a aquellos que difunden esta mentira por poder, fruto política o por sacar provecho (crematístico)", recalcó.

No dio nombres, pero está claro a quién se refería. Biden recordó que decidió optar a la Casa Blanca cuando en el verano del 2017 vio y escuchó a las hordas de neonazis que en Charlottesville (Virginia) gritaban "no nos reemplazarán". Eso le pareció un horror en presencia de el que no podía quedarse callado. En cambio, el entonces presidente, Donald Trump, elogió a esos manifestantes.

Siquiera citó a la Fox y a su destino Tucker Carlson, el gran teórico en un medio de masas sobre la conspiración del reemplazamietno de los blancos por esos otros que no les gustan.

"El investigación estadounidense, la democracia, está en peligro como no lo ha estado nunca en mi vida", reiteró. "El odio y el miedo reciben demasiado oxígeno de aquellos que fingen flirtear a Estados Unidos, pero no entienden a Estados Unidos", lamentó.

Todavía reiteró Biden que "no vamos a permitir que el supremacismo blanco destruya el alma de la nación". Hizo un toque de atención, por otra parte, a que armas de guerras campen por las calles como si no pasara mínimo, como lo más ordinario del mundo. El presidente parece dispuesta para, una vez más, tratar de cercar la cesión y el uso de armas de gran capacidad mortal. Es lo mismo que se ha dicho posteriormente de tantas masacres para que no cambie mínimo.

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