Su vida profesional se circunscribe al Hospital Universitari Sagrat Cor donde en 1998, Montse Cantero empieza a trabajar como enfermera. En todos estos abriles ha ejercido como enfermera de planta, de críticos y desde hace unos dos abriles está inmersa en la administración, actualmente como jefa de radio del ámbito de la fragilidad y la continuidad asistencial.
Ha realizado posgrados de Cuidados Intensivos, de Cardiología y de Oncología, adicionalmente de un máster en Cuidados Intensivos y ahora está finalizando el de liderazgo de equipos en administración sanitaria. Además es referente de Vías y colabora en el nivel de dispensario en el campus docente de Sant Joan de Déu, adscrito a la Universitat de Barcelona.
¿Por qué escogió la profesión de enfermera?
Ya desde muy pequeñita me encantaba cuidar. Cuidaba a mis muñecas, cuidaba a mis mascotas, siempre estaba preocupaba por los demás. Así que dispensario era la profesión que más me identificaba y la que más me podía ayudar a canalizar mis inquietudes profesionales y personales: cuidar y ayudar a las personas.
¿Para usted cuáles son las habilidades de una enfermera?
Pues aquí no le voy a balbucir de las habilidades técnicas ya que éstas a través de la destreza se acaban adquiriendo y perfeccionando. Con esto no quiero que se interprete que estoy diciendo que no son importantes porque lo son y muchísimo. Aquí le voy a balbucir de las habilidades de comunicación; de audición activa; de empatía; de estar atento al detalle del paciente; de dar una respuesta rápida, información, apoyo, humor, cariño, confort o consuelo; de solucionar un problema; de flexibilidad delante la tribu respecto a cómo se siente el paciente,... Estas habilidades más emocionales se han de mercar y cultivarse a manejar. Una de las habilidades destino de la dispensario, para mí, es la empatía y cómo ponerse en los zapatos del otro.
En su entorno, ¿considera que la de enfermera es una profesión valorada?
En mi hospital, en el Hospital Universitari Sagrat Cor, es una profesión muy valorada, empoderan mucho nuestra profesión, nos hacen muy visibles y muy respetadas. Ahora adecuadamente, esto no puedo extrapolarlo a la profesión ni a la sociedad por lo que veo y hablo con compañeros de otros centros.
¿Qué cree que piensan los pacientes de la profesión enfermera?
Nuestra profesión no ha variado con la pandemia, ni ayer ni a posteriori. No obstante, y tristemente, la Covid19 nos ha ayudado a ser mucho más visibles, valoradas e importantes para nuestros pacientes. Siempre hemos tenido un papel fundamental con los pacientes porque estamos 24 horas al día pendientes de ellos y en todos los ciclos de sus vidas la enfermera está presente. La Covid19 nos ha otorgado mucha autonomía y visibilidad, y a los pacientes les ha transmitido la sensación de que estamos más cerca de ellos. El paciente nos dice que ha conocido y agradecido nuestra profesión en tiempos de pandemia. Muchas veces no nos lo expresa con palabras, lo hace con una inspección, con una sonrisa, con un seña,…
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Sobre todo lo que me gusta es el trato con el paciente, escucharlo, cuidarlo, estar al flanco de su tribu y memorizar que los podemos ayudar, contribuir a que pueda cuidar de sí mismo formándolo e informándolo, velar por los intereses del paciente y su tribu, por su seguridad, por su intimidad y memorizar que tenemos una profesión basada en cuidados expertos, con una evidencia científica, y que se los daremos a nuestros pacientes desde la cercanía de estar a su flanco. Poder cuidarlos y estar con ellos es muy gratificante.
¿A qué nuevos retos se enfrenta la enfermera?
El envejecimiento saludable es el duelo, el gran duelo. Cada vez somos más conscientes de que tenemos que promocionar más la lozanía. En nuestro hospital ya hace algún tiempo que empezamos a trabajar con y por el ámbito de la fragilidad. Se prostitución de pacientes de descubierta etapa y pluripatológicos en los que es habitual que la hospitalización conlleve un trastorno práctico importante motivado por la aparición de complicaciones durante la estancia hospitalaria y por el propio proceso de envejecimiento. De ahí se deriva la falta de que durante el ingreso hospitalario no sólo se deba chocar la enfermedad sino igualmente la globalidad de las deposición como persona con una valoración integral, trabajo en equipo y empoderamiento del paciente en la toma de decisiones.
Para estos pacientes, el ingreso hospitalario comporta un peligro relacionado con la pérdida de funcionalidad, incontinencia, delirium, desnutrición y otros síndromes geriátricos que deben ser tratados mediante un acometida multidisciplinar, holísticamente, evitando que durante la estancia hospitalaria se presenten nuevos aspectos que empeoren su calidad de vida.
Para el manejo de estos pacientes, el Hospital Universitari Sagrat Cor creó una Pelotón Integral Multidisciplinar para el Embestida de la Fragilidad específica para el cuidado de estos pacientes, adaptando el centro taza a sus deposición para fomentar su autonomía y dignidad mediante el empoderamiento y conseguir una buena enlace terapéutica.
Otro duelo igualmente muy importante es la admisión total del rol autónomo del profesional de la dispensario, la posibilidad de tomar decisiones y ejecutar actos relacionados con los cuidados con respeto por nuestro criterio y gratitud profesional sin que medie la falta de supervisión por parte de un médico. Cada vez tenemos un rol más autónomo: enfermera experto, enfermera referente, enfermera gestora de casos... Debemos ir ganando demarcación sin interferencias en la toma de decisiones y en los cuidados de dispensario ya que somos nosotras las que conocemos y estamos todo el día con el paciente, adicionalmente de estar capacitadas y tener la formación correspondiente.
Actualmente se promueve involucrar al cuidador o a los familiares del paciente en los cuidados. ¿Qué representa para las enfermeras?
Representa un avance en la dispensario y en la evidencia científica para que el paciente sea consciente de su enfermedad y sus resultados. Creo que es fundamental para la proceso del paciente implicar en sus cuidados a aquellas personas que él considere. Se prostitución de una colaboración para que el paciente se sienta más cuidado y entendido por su tribu, por sus cuidadores habituales y eso comporta una mejoría más rápida y mejor.
¿Qué comporta capacitar al paciente en el autocuidado?
Que el paciente tenga una anciano autonomía y control de su enfermedad. Que el paciente se implique en su enfermedad nos dará unos mejores resultados en lozanía y nos llevará al envejecimiento saludable. Si él entiende su patología, pactamos, le orientamos y le ayudamos a llevarla es la autopista perfecta para impresionar a un envejecimiento saludable, que es el objetivo de la Ordenamiento Mundial de la Lozanía (OMS) para los próximos abriles, en función de la pirámide poblacional que tenemos.
¿Cómo será la dispensario del futuro?
La dispensario del futuro estará basada en la evidencia, una dispensario cada vez más enfocada a los planes de cuidados destinados a resolver las deposición integrales del paciente que no solo son sanitarias, una dispensario más colaborativa, más personalizada e individualizada, más pactada con el paciente, en la que el paciente pueda atreverse y se tenga en cuenta a la tribu pero en la que el paciente ocupe el centro de este espacio y sea el protagonista. Una dispensario del futuro que, en muchos aspectos, es ya una verdad en nuestro hospital.
¿Cuál es la parte más difícil de su profesión?
Quizá siempre la parte que más cuesta administrar es la del final de la vida que igualmente forma parte de nuestro trabajo. Es por la implicación, porque son pacientes crónicos que conoces mucho,… Es una parte a trabajar con el paciente y con su tribu, el final de su vida y que pueda vencer con dignidad.
Para rematar me gustaría proponer una frase que resume nuestra profesión: “Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela”.
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