Iryna Yarmolenko es concejala de Bucha. Tiene 31 abriles y un tesina en marcha para recobrar su ciudad. Acento con valentía, mueve las manos con energía, mira directamente a los fanales, convencida. Posa con calma delante de la cámara, se siente cómoda delante del objetivo. Y pide perdón. “Lo siento, lo siento por la emoción, es solo que estoy enfadada, enfadada con el ejército ruso”. Tras saludar Italia, ahora ha venido a Barcelona, invitada por la Diputación, a despabilarse arquitectos, diseñadores e ingenieros que se presten a colaborar en la reconstrucción de Bucha. La acompaña Alevtina Morozova, su compañera en el cabildo de Bucha, natural de Donetsk. Iryna deja claro que no es ninguna experta en geopolítica: ella está aquí como mamá y como representante particular que quiere que su ciudad vuelva a ser la que era.
¿Por qué ha decidido venir ahora a España?
He decidido venir aquí para informar a la muchedumbre de Europa, y no solo Europa, de la situación efectivo en Ucrania. He creado una campaña, una cumbre de reconstrucción, y estoy buscando arquitectos, diseñadores, ingenieros, expertos en planificación urbana, ayuda para recobrar, porque nuestra ciudad ha quedado muy destruida y las infraestructuras más urgentes deben ser reconstruidas lo antaño posible. Estamos luchando contra la propaganda rusa y hablando directamente con expertos, con la muchedumbre.
Antiguamente del conflicto nadie conocía el nombre de Bucha. ¿Cómo era Bucha antaño de ser un nombre en un titular?
Somos muy verdes, estamos preparados ecológicamente para cuidar nuestro ámbito. Habíamos hecho nuevos parques, nuevas plazas, nuevas riberas, lugares nuevos y modernos. Irpin, que asimismo está cerca de Bucha y ha sido destruido en un 70%, estaba en una buena posición para atraer inversión. La muchedumbre venía aquí a formar sus familias, hombres de negocios que venían a crear sus empresas, porque estamos cerca de Kyiv. Estábamos muy acertadamente. Era una vida muy buena, con las madres que se quedaban en casa cuidando a sus niños, los hombres trabajando en Kyiv… pasábamos tiempo fuera, en los parques, hacíamos barbacoas… Nos iba muy acertadamente. Y un día, el día 24 de febrero, nos levantamos a las cinco de la mañana y escuchamos unas voces que eran muy feas, daban miedo. Eran las voces de los cohetes y las bombas. Y en ese momento, nuestros cuerpos… creo que todos estábamos temblando, nos quedamos en shock. Entendimos que este día lo cambiaría todo.
Todavía es periodista. ¿Qué opina del tratamiento que se le ha transmitido a las noticiario sobre Bucha?
Estoy muy agradecida a todos y cada uno de los periodistas. Hace unos días, se le dio un premio Pulitzer a todos los periodistas ucranianos. ¿Por qué? Porque están en peligro, hay periodistas que han perdido sus vidas. Yo personalmente conocía a Max Levin. Era un fotoperiodista que trabajaba para Reuters y otros medios. Lo conocía muy acertadamente, hemos pasado tiempo juntos. Tenía 3 hijos y lo mataron. Estaba ahí en los días más terribles. Lo mataron cerca de Kyiv. Estoy muy agradecida por lo que hacen los periodistas, los americanos, los europeos… Cuando vienen a explicar la erradicación, a explicar quién ha cometido estas atrocidades, hacen muy buen trabajo.
¿Qué estaba haciendo el 24 de febrero? ¿Creía que Rusia iba a invadir?
Estaba ciega. Muchos de mis amigos estaban ciegos. Cuando mis compañeros de otros países me llamaban, me decían que estaba en peligro, que tenía que estar registro para la erradicación. Pensaba que estaban locos. Estamos en el siglo XXI, no es posible, vivimos en tiempos de paz, tenemos inteligencia industrial, robots. ¿Cómo es posible? No lo esperábamos. Luego de los primeros cohetes, para mí todo cambió completamente.
¿Qué piensa de lo que está haciendo Zelenski?
Estoy muy orgullosa de él. Yo no estaba muy satisfecha con sus políticas, pero ha vivido un ataque, podría ocurrir muerto. Y él dijo: no, yo me silencioso aquí, aunque puede que sea la última vez que me veáis. Para mí él es un símbolo de Ucrania.
Alevtina interviene en la conversación y deje de la sorpresa que se han llevado los soldados rusos, que no esperaban la solidaridad del pueblo ucraniano con sus propios soldados, un pueblo que “no necesitaba su apoyo ni sus banderas”, que quiere morar en “su civilización y su identidad ucraniana”. Ella es de Donetsk y fallo a la propaganda rusa de ocurrir hecho creer al mundo que esta región no quiere ser parte de Ucrania.
Iryna deje de las armas: “tenemos que demostrar a Putin que tenemos instrumentos para protegernos”; y defiende las sanciones: “estoy dispuesta a abonar más por la comida, por el combustible... y ser escaso con tal de finalizar con la erradicación en mi país”.
¿Cómo está siendo la acogida de su idea para recobrar Bucha?
Sobre la idea de mi cumbre de reconstrucción, como representante particular de Bucha, hablo de infraestructuras de educación, de nuestros parques, de nuestros hogares, del agua, de la calefacción… Este tesina va sobre esto. Queremos planear poco a generoso plazo, pero asimismo un tesina urgente. Claro que no vamos a recobrar todo ahora, pero podemos planear, hacer proyectos visuales, hacer nuestra ciudad más bonita todavía, teniendo en cuenta el cambio climático y el urbanística. El contacto directo de ciudad a ciudad es más efectivo. Si queremos una nueva jardín de infancia en Bucha porque ha habido explosiones, por ejemplo, Barcelona puede ayudar con su reconstrucción: se deje de presupuesto, se hace un acuerdo y bum, está hecho. Si queremos un refugio para mujeres en Irpin, necesitamos establecer contacto, firmar documentos y originarse el tesina. Si no tenemos proyectos específicos, no lograremos falta.
¿Cómo es la vida ahora en la ciudad?
Todavía estamos limpiando todo lo que ha hecho el ejército ruso. Han destruido nuestra calefacción, nuestros abastecimientos de agua, nuestros sistemas de gas. Estamos limpiando, las ventanas que están rotas, todo. Queremos hacer que nuestro comarca sea seguro a posteriori de las minas. Luego de esto vendrá la reconstrucción. Ahora la muchedumbre está volviendo poco a poco, los que tienen sus casas acertadamente.
El día uno de septiembre es cuando empieza la escuela en Ucrania. Iryna quiere que, para entonces, la normalidad abrace de nuevo las calles de Bucha, que los niños vuelvan al colegio, que la vida se reactive. “Tenemos cuatro meses”. Se despide con una sonrisa y una petición: “por valenza, si conoces arquitectos, diseñadores, háblales de nosotros”.
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