Los espectadores de First Dates pueden confirmar que lo que sucede de puertas adentro del restaurante más popular de la televisión refleja fielmente cómo es eso de intentar encontrar el bienquerencia en el día a día. Sin confiscación, los que se atreven a ponerse en manos de los expertos del software confían en que les encuentren a esa media naranja con la que vivirán felices para siempre o, por lo menos, con quien poder iniciar poco.
El problema llega cuando los solteros tienen ideas muy claras de lo que quieren y consideran al software una especie de supermercado donde escoger y rehusar lo que les ofrecen o, como ha sucedido en su posterior software, cuando una soltera acude convencida de que iba a conocer a su ídolo en persona.
Es lo que le ha sucedido a Lucía, una mancebo estudiante de cocina de 22 abriles que acudía al popular software de citas para conocer a su media naranja, que ella quería por todos los medios que fuese su youtuber preferido, Yoel Ramírez (@Folagor03 en redes), de la única persona que reconoce que se ha enamorado e n la vida. La mancebo considera que los chicos de su permanencia “es tonta y egoísta” y le cuesta mucho enamorarse, pero asegura que sintió una conexión inmediata con el youtuber cuando lo vio por primera vez en un software de radiodifusión.
De ahí su burla cuando se encontró con Guillermo, un estudiante de ilusionismo y apasionado del teatro de 20 abriles que minutos antaño había conseguido dejar sin palabras al propio Carlos Sobera con sus trucos, pero que no impresionó en inmutable a Lucía, que más acertadamente se quedó en shock y le entraron los agitación. Tanto, que la cita tuvo un protagonista inmutable desde que entreambos se presentaron: el silencio.
Su cita comenzaba con un silencio inmutable, para seguir con más silencio mientras entreambos intentaban disfrutar de sus platos elegidos para cenar. Un momento incómodo con el que Guillermo intentó destruir una y otra vez haciéndole preguntas a su cita, que a duras penas articulaba palabra y no podía evitar demostrar su burla, a pesar de que descubrieron que les unían aficiones y gustos similares.
Una conversación que no fluía en inmutable y que terminó como todos esperaban: con el rechazo de ella a una segunda cita, aunque Guillermo parecía dispuesto a darle una nueva oportunidad.
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