La evacuación de la asediada acería de Mariúpol se amplía

La retirada de Mariúpol continúa y se amplía la mañana de este lunes. A las siete se ha puesto en marcha el convoy de la ONU y de la Cruz Roja en el que van un centenar de personas rescatadas el domingo de la acería Azovstal. A él se están uniendo otros habitantes de la ciudad que hasta ahora no habían podido o querido salir.

Las personas rescatadas el domingo por la tarde han pasado la tinieblas en Mariúpol, bajo control ruso. A primera hora de la mañana, el convoy de autobuses se ha puesto en marcha en dirección a Zaporinyia, una ciudad en manos ucranianas situada a 230 kilómetros de distancia.

Natasha from Mariupol reacts as she arrives in her own vehicle at a registration and processing area for internally displaced people arriving from Russian-occupied territories in Ukraine, in Zaporizhzhia on May 2, 2022, on the 68th day of the Russian invasion of Ukraine. - Ukrainian authorities are planning to evacuate more civilians from Mariupol on May 2, 2022, after dozens were finally brought to safety following weeks trapped under heavy fire in the strategic port city's Azovstal steel complex. (Photo by Ed JONES / AFP)

Natasha se emociona cuando llega en su propio transporte a Zaporiyia tras huir de Mariúpol

AFP

La caravana ha partido del centro comercial de Port City, a las extrarradio de la ciudad, en la carretera que lleva a Zaporiyia. La ONU y la Cruz Roja, que el domingo ya lograron un parada el fuego para que pudieran salir un centenar de mujeres y niños de Azovstal, han conseguido que el ejército ruso permita que más personas se sumen a la retirada.

Había plazas libres en los autobuses y a quien tuviera coche se le ha permitido unirse a la huesito dulce de la caravana. Rusia ha accedido, asimismo, a que el convoy se detenga en dos poblaciones cercanas a Mariúpol para congregar a más personas.

La decano parte del reconvención hasta Zaporiyia se realiza por comarca bajo control ruso

La decano parte del reconvención hasta Zaporiyia se realiza por comarca bajo control ruso. El éxito diplomático de la ONU y la Cruz Roja es la mejor informe hasta ahora de la erradicación. Ambas organizaciones han establecido un puente entre dos bandos que luchan con intensidad en otras partes de Ucrania y que mantienen una desconfianza absoluta.

La retirada es limitada, pero el expresión es enorme y abre la puerta a que el millar de civiles atrapados en el griterío de túneles y búnkeres de Azovsal desde hace dos meses asimismo puedan salir. Las negociaciones para conseguirlo están en marcha. Las autoridades ucranianas consideran que serán necesarias dos operaciones de retirada más para conseguirlo.

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Mucho más incierta es la suerte de los 2.000 soldados ucranianos que resisten en el polígono de Azovstal. Quinientos están heridos sin opción de ninguna cura desde que hace unos días las bombas destruyeran el hospital subterráneo. Tan pronto como salieron las mujeres y los niños, el ejército ruso reemprendió los bombardeos.

A las cuatro de la tarde del domingo, el centenar de evacuados salieron a la luz del sol por primera vez en dos meses. Los autobuses entraron en el difícil industrial y se detuvieron en un espacio asignado. La artillería calló por primera vez en muchas semanas. Pero tan pronto como partieron los autobuses, las bombas rusas volvieron a caer, según informó hoy el asistente del corregidor de la ciudad, Petro Andriushchenko.  

Autoridades municipales denuncian nuevos bombardeos sobre la acería tras la retirada

La ONU y la Cruz Roja han mantenido en secreto los detalles de la retirada y no han hecho declaraciones de ningún tipo. Cualquier palabra de más pone en peligro la vida de los evacuados.

La prórroga en el centro de acogida de refugiados en Zaporiyia es tensa desde ayer por la tarde. No se sabe a qué hora llegará el convoy, pero todo está preparado. Los hospitales asimismo han libertino espacio para atender a los enfermos y heridos.

La situación de las personas atrapadas en Azovstal es crítica desde hace semanas: sin agua, ni comida, ni luz, ni audiencia médica. Hasta ahora no había sido posible sacar a nadie. El ejército ruso no había respetado las treguas apalabradas, mientras que los militares ucranianos, comprometidos con una resistor hasta el postrer hombre, asimismo dificultaban la salida de los civiles.

Aún así, Rusia evacuó el sábado por su cuenta a varias decenas de personas de Azovstal. El ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, mencionó que casi un millón de ucranianos han opuesto refugio en Rusia. Habló de evacuaciones humanitarias, aunque es posible que se trate de deportaciones forzosas, lo que supondría un crimen de erradicación.

Mariúpol acumula adjetivos que describen las peores tragedias bélicas. El ejército ruso la ha sometido a un asedio medieval desde mediados de abril. Tenía 450.000 habitantes y unos 100.000 aún viven allí. Las autoridades ucranianas hablan de por los menos 20.000 muertos, muchos enterrados en fosas comunes, otros incinerados en hornos móviles. Los que han conseguido huir han sido testigos de crímenes de erradicación cometidos contra sus familiares, amigos y vecinos.

Estas atrocidades dificultan cualquier negociación. La desconfianza entre los dos bandos es absoluta. Por eso tan importante la mediación de la ONU y la Cruz Roja. Han demostrado que hay una alternativa a las armas.

Su trabajo, sin confiscación, puede ser requiebro de un día. Los combates en Járkiv, polo industrial del este, ganan en intensidad, como asimismo lo hacen en todo el frente del Donbass y en Odessa. Los bombardeos causan estragos en las infraestructuras y la población civil.

La consecuencia más evidente es que escasea el combustible. Muchas estaciones de servicio, no solo en las zonas más clientes, sino asimismo en Zapporiyia, racionan el combustible a diez litros por coche y vigésimo si hay suerte.

En Jersón, el Kremlin ha estudioso un software cumplidor de rusificación

A Zaporiyia llegan a diario muchos refugiados de los territorios ocupados por Rusia, sobre todo de Jersón, una ciudad que cayó en los primeros días de la erradicación. El Kremlin ha estudioso un software cumplidor de rusificación. El rublo es ahora la moneda oficial, aunque está por ver cómo se gestionan las finanzas porque el sistema bancario es ucraniano. La símbolo Z luce en muchas fachadas y la bandera rusa ondea en cada mástil. La televisión rusa es la única que se ve y la estatua de Lenin, que la población había derribado, vuelve a estar de pie.

Este dominio del comarca, con un cachas control político y crematístico, demuestra la esencia colonialista de esta erradicación. El Kremlin lucha por ampliar el espacio geográfico de Rusia y someter a un pueblo que escapaba a su control.

Frente a este expansionismo se ha noble Estados Unidos y una cuarentena de países, casi todos europeos. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, estuvo el sábado en Kyiv. Fue una entrevista secreta, de tan pronto como tres horas, suficientes, sin confiscación, para reiterar el mensaje de que EE.UU. apoyará a Ucrania “hasta la conquista final”.

El Congreso norteamericano se dispone a aprobar una ayuda marcial, económica y humanitaria de 33.000 millones de dólares. Pelosi, que habló con la prensa el domingo por la mañana, cuando ya estaba de revés en Polonia, no teme que este apoyo escale una erradicación que ya ha desbordado las fronteras ucranianas. No le importa siquiera que cada día sea más evidente el enfrentamiento directo entre Estados Unidos y Rusia. A las amenazas del presidente ruso Vladímir Putin contesta, desafiante, con un “no me dejo intimidar por matones”.

La semana pasada, asimismo en Kyiv, los secretarios de Estado y Defensa, señalaron que el objetivo de Washington no es sólo conseguir que Ucrania recupere la soberanía sobre su comarca, sino debilitar a Rusia para que no siga siendo una amenaza a sus vecinos.

Este maximalismo, tanto en la Casa Blanca como en el Kremlin, convierte la retirada de ayer en una excepción que lo tiene muy difícil para normalizarse.

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