El debate sobre los límites al crecimiento sigue sin estar en la memorándum política. La publicidad que dedican los sectores energéticos y gubernamentales al “expansión sostenible” y al “crecimiento verde” no suele ir en sintonía con sus obras y proyectos. Siquiera se armoniza con las recomendaciones y avisos de aquel notorio mensaje The limits to growth (Los Límites al crecimiento), publicado en marzo de 1972, impulsado por el Club de Roma y encargado a diecisiete investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), coordinado por la biofísica Donella H. Meadows y el informático y físico Dennis L. Meadows.
Aurelio Peccei, un industrial italiano de éxito (fue jefe de la Fiat y presidente de Olivetti) y el sabio escocés Alexander King, cofundadores del Club de Roma en 1968, eran personalidades muy respetadas e influyentes.
Preocupados por el impacto sobre la biosfera de las actividades económicas humanas, reunieron a los miembros del club en Berna el 29 de julio de 1970 y decidieron impulsar un estudio prospectivo y interdisciplinario sobre los artículos del crecimiento exponencial sobre un planeta de memorial finitos. Lograron el apoyo de la fundación Wolkswagen que dio todas las facilidades para poder utilizar los sistemas de computación más avanzados.
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El mensaje fue ventilado a través de un método en el que mediante “prospección dinámicos de sistemas” se interrelacionaban cinco géneros de variantes: la tasa de crecimiento de la población mundial; la disponibilidad y tasa de utilización de los medios naturales no renovables; el crecimiento del haber y la producción industrial; la producción de alimentos y el consumo de fertilizantes y la extensión de la contaminación ambiental incluido el incremento de dióxido de carbono en la atmosfera. El resultado fue persuasivo: si la humanidad continuaba con el mismo ritmo de explotación de los medios fósiles y de consumo energético en cien primaveras se provocaría un colapse ecológico planetario. No hemos tenido que esperar un siglo; cincuenta primaveras luego los informes del Conjunto Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático nos han confirmado el diagnosis que hicieron los expertos del MIT.
Los límites al crecimiento, traducido a más de treinta lenguas y del que se editaron más de diez millones de copias, provocó un gran impacto en el mismo año que se organizó en Estocolmo la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ámbito Humano, y se publicaron otros dos emblemáticos informes: A Blueprint for Survival (Manifiesto para la supervivencia), promovido por Edward Goldsmith , editor de The Ecologist, y Only One Earth (Una Sola Tierra), un documento de trabajo destinado a la conferencia y coordinado por René Dubos y Barbara Ward.
'Los límites al crecimiento' se ha traducido a más de treinta lenguas y se han editado más de diez millones de copias
Sicco Mansholt, que era presidente de la Comisión Europea, quedó muy impresionado por el contenido de Los límites al crecimiento y defendió una “pertenencias de la penuria” y un decrecimiento del consumo energético, propuestas que fueron rápidamente atacadas por reconocidos economistas y dirigentes políticos del momento, partidarios de seguir utilizando el PIB como barómetro del progreso.
Los comunistas, liderados por el secretario común del PCF, Georges Marchais, consideraron que el mensaje del MIT quería evitar el crecimiento demográfico y financiero de los países comunistas (URSS y China) y el de sus satélites. Otros sectores económicos calificaron el mensaje de “catastrofista” y auguraban que la tecnología resolvería los problemas ambientales y que la energía nuclear produciría electricidad segura, trueque e ilimitada. Aquellos vaticinios críticos no se han hecho sinceridad.
Dennis Meadows, tiene 79 primaveras y acaba de hacer recuento en una entrevista publicada en Le Monde (9/4/2022): “El expansión sostenible no es posible. El término crecimiento verde es utilizado por los industriales para continuar sus actividades de siempre. No modifican sus políticas, simplemente cambian los slogans. Es un oxígeno. No podemos tener crecimiento físico sin provocar estragos en el planeta”.
Meadows, profesor emérito de la Universidad de New Hampshire, nos deje además de las energías renovables que considera una alternativa “formidable” pero que no puede aportarnos la cantidad que nos ofrecen las fósiles (especialmente si pensamos en el futuro del coche eléctrico, del hidrógeno verde y del impacte energético que tendrán el 5G y el 6G). “No hay otra posibilidad que la reducción drástica de nuestras deyección de energía”, nos dice. Es aseverar, el decrecimiento del consumo sin perder calidad de vida.
La expansión del coche eléctrico avanza en España, pero seguimos a la culo de Europa
Y, finalmente, tenemos el problema de la gobernanza. La democracia no es una panacea; no puede organizarlo todo, y no conoce sus propios límites. La complejidad de los retos ecológicos no puede ser afrontada por nuestras democracias. Hemos de reinventarlas.
Vivimos bajo la incapacidad de una estructura social, política y económica para hacer frente al batalla más conspicuo de la historia de la humanidad. Lo decían las conclusiones de Los límites al crecimiento: “Son necesarios esfuerzos radicalmente nuevos para reorientar la sociedad cerca de objetivos de más invariabilidad que de crecimiento. Esta reorganización implicará un esfuerzo supremo de comprensión, imaginación y resolución política y decente”.
Dos actos convocados por la sección de Ecología del Ateneu Barcelonès
Para analizar el impacto del mensaje Los límites al crecimiento cincuenta primaveras luego, y darle una perspectiva de futuro, la Oficina del Club de Roma de Barcelona y la sección de Ecología del Ateneu Barcelonès hemos convocado dos actos, el 26 de mayo y el 20 de junio, mediante unas conferencias de Carlos Álvarez, vicepresidente internacional del Club, que nos presentará el postrero mensaje titulado Limits and Beyond: 50 years on from The Limits to Growth, what did we learn and what's next? (“Límites y más allá: 50 primaveras de Los Límites al crecimiento, lo que aprendimos y lo que está por hacer”). Un gran batalla tolerante del que no podemos inhibirnos.
Santiago Vilanova
Periodista, ponente de la sección de Ecología del Ateneu Barcelonès.
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