Ropa desgastada hecha lujo: Balenciaga lanza unas zapatillas destrozadas por 1.450 euros

La industria del pompa es experta en convertir prendas rotas o de aspecto desaliñado en todo un objeto de deseo. El escándalo y la polémica en un arte. Tras éxitos como el macaco de trabajo con manchas de pintura de Ralph Lauren, las medias con carreras de Gucci o la camiseta camisa de Balenciaga, seta última vuelve a la carga con unas zapatillas destrozadas de precio desorbitado.

La firma ha resuelto esta semana un nuevo maniquí de sneakers de caña entrada, parecidas a unas Converse, que presentan taras por todos lados. Con la palabra 'Balenciaga' escrito en grandes cultura de estilo grafiti en uno de sus laterales, un tejido descolorido en sus dos colores disponibles, blanco y desafortunado, y un tejido desgarrado, las zapatillas se presentan como lo postrer en moda streetstyle de pompa.

Balenciaga ha lanzado una zapatilla que simula estar usada y de estética vintage

Balenciaga ha resuelto una esparteña que simula estar usada y de estética vintage

Cortesía de la firma

Estas zapatillas han incitado una oleada de comentarios en las redes sociales no solo por su aspecto desaliñado, además por su desorbitado precio. Los usuarios critican la moda "vintage nueva" que intenta promover la industria del pompa y muchos no comprenden cómo poco estropeado y destrozado, como estas zapatillas, pueden ser consideradas moda o incluso arte.

Otro modelo de la zapatilla vintage de Balenciaga

Otro maniquí de la esparteña vintage de Balenciaga

Cortesía de la firma

¿Se puede considerar como una expresión artística de la moda o es en definitiva una broma de mal placer? Mientras que muchos no consideran este tipo de prendas como "moda", algunos piensan que el pompa intenta proponer poco con ellas, suscitar polémica y expresar ciertos cambios sociales, por ejemplo, el hecho de que las celebridades o el nuevo rico de hoy ya no se sienten cómodos con las perlas y las telas tweed. Que este nuevo cliente del pompa, Cardi B y compañía, pretende adaptar las tendencias más urbanas -que claramente prefiere- a sus armarios millonarios. Y lamentablemente en esta industria el cliente siempre tiene la razón.

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