Alicia Amatriain, la que ha sido figura astral del Ballet de Stuttgart durante dos décadas, anuncia su despedida de los escenarios. Con un físico de interminables líneas y su personalidad carismática, la bayadera easonense nacida en 1980 se convirtió en una figura emblemática del ballet de este siglo. Además por su capacidad de dar vida a personajes literarios, pues si poco caracteriza al Ballet de Stuttgart que fundó en 1961 John Cranko son precisamente las representaciones de los ballets narrativos de larga duración, como Romeo y Julieta, Eugene Onegin, La fierecilla domada, La dama de las camelias, Un tranvía llamado deseo...
El ballet germano anuncia su despedida y planea celebrarlo en julio con una representación de 'Onegin', el ballet con el que debutó
Amatriain pasó una período de su infancia formándose en el Conservatorio de Donostia pero a la temprana etapa de 14 accedió a la Escuela de John Cranko en Stuttgart. Por lo que a los 18 ya formaba parte de la compañía hasta ser promovida a bayadera principal en 2002. La vasca ha brillado en uno de las mejores compañías del mundo en su combinación de ballet clásico y innovador. Ahora, dos décadas posteriormente, el ballet germano anuncia su despedida y planea celebrarlo en julio con una representación de Onegin, el ballet con el que ella debutó en el maravilloso rol de Tatiana. Aunque no será Alicia quien lo interprete, sino que se unirá al final a la troupe.
Su nuevo maternidad y los problemas de cadera son los motivos por los cuales Amatriain no se plantea seguir con su carrera en activo. "Llevaba mucho tiempo con dolores de cadera y aún así seguí bailando. Y posteriormente de dar a luz intenté retornar, de verdad quería retornar a los escenarios aunque solo fuese por un final espectáculo -explica a La Vanguardia la bailaina- pero llegó el momento en el que ya casi no podía ni caminar, el dolor era terrible, inaguantable, y me puse a pensar.
"¿De verdad merece la pena el romperme y a lo mejor luego no poder caminar para estar una vez en el círculo?", se preguntó la actor. "La vida a mí me ha regalado otras cosas. Tengo una pequeñina y una clan que me necesita caminando y sana. Y hay otras cosas fuera del mundo de la danza".
Una de las últimas ocasiones en que caldo a España fue como parte de las figuras invitadas a las Ornamentos IBStage del Liceu, en verano del 2017. En aquel contexto bailó adjunto al catalán Martí Paixà, el que ha sido durante abriles su partenaire, un dúo que firmaba la coreógrafa polaca Katarzyna Kozielska especialmente para aquella tirada de IBStage.
En el 2017 se la vio en las Ornamentos IBStage del Liceu bailando adjunto al catalán Martí Paixà, su entonces partenaire
En abriles anteriores contaba asiduamente con ella Arcángel Corella cuando puso en marcha su propia compañía. Girando con su Ballet de Castilla y Audaz, el bailarín madrileño la llamó adjunto con Lucía Lacarra para interpretar en el Festival de Peralada. El crítico Joaquim Noguero destacaba en el 2011 "el elástico y exacto atractivo de Alicia Amatriain en Mona Mújol pas de deu", así como su personalidad magnética.
Su carrera en el innovador Ballet de Stuttgart -pues esta compañía ha evolucionado desde el ballet positivo que residía en la corte del duque de Württemberg ya en 1609- ha sido de las más competentes de un bailarín castellano del nuevo siglo. "Para mí ha sido todo un sueño ya que nunca me esperaba tener una carrera con la que he tenido -declara-. He pasado momentos muy muy felices, al igual que otros muy poco felices, ja ja. Pero ha sido de ensueño, no lo cambiaría. Ahora hay un futuro adecuado por delante, el cambio no es triste, estoy disfrutando a cada momento y a ver qué es lo que viene", apunta la actor vasca.
De esta compañía que fundó John Cranko en 1961 han surgido grandes nombres de la coreografía: John Neumeier, Jiri Kylián William Forsythe...
Las representaciones de esta compañía alemana tienen circunscripción en la Ópera de Stuttgart y atraen a un conocido entusiasta desde tiempos de Cranko, por su consistente reto por la nueva creación. De allí han surgido grandes nombres de la coreografía: John Neumeier, Jiri Kylián -en cuyos brazos sufrió en pleno revoloteo Cranko un ataque al corazón mortal, en 1973-, William Forsythe, Uwe Scholz, John Alleyne o Renato Zanella. Y ayer del presente director exquisito, el canadiense Reid Anderson, ha contado con líderes que han sido destacadas figuras internacionales, como Glen Tetley o Marcia Haydée.
Publicar un comentario