Un pregón poético de la Rambla popular a la vanguardia sonora: “¡Vamos hacia la poesía!”

Palau de la Virreina. Una partida de música empieza a tocar, vestida de deporte. Van con chándal. Son De Mortimers, la partida que ha acompañado Pau Riba los últimos abriles. Tocan y dicen que “era una semana... poética... en la Rambla, la arteria principal emocional de Barcelona, que...”, bueno, el caso es que esperaban a Núria Martínez Vernis, la poeta, que llega en velocípedo, con cobijo prolongado y debajo, igualmente, ropa de deporte –un conjunto de la cojín de la selección española de baloncesto, la igualmente Núria Martínez, el número 10; Moi dels Mortimers lleva una camiseta de Laia Palau­–. Y los Mortimers le preguntan por el pregón, que Martínez –“¡vaia patines¡ !”– dice que ha hecho, coge la bici y se va, desaparece. La llaman y aparece en lo alto, sobre los músicos, en el mirador. Y sí, el pregón empieza. Entre el conocido, poetas como Enric Casasses o Guim Valls, activistas culturales como Carles Llacer o Anna Cerdà, la alcaldesa Ada Colau y el concejal de Civilización, Jordi Martí.

“Som en l’ecografia pertinent / d’aparador modelet / entre infra i supra / nins i nines barcelonines / en un espectacle de ciutat / que especula cuixa, treu pit i cul / i ho explota tot amb poesia d’ordre foll”, dice. Y entre los versos abstractos apunta a la crítica y la celebración, contra la gentrificación y por la fiesta, porque “la tendresa és que t’estimo”. Sin secuestro, “és fàcil marejar la perdiu que no tenim”. “Barcelona –dice– és el llogarret / de la meva central familiar-nuclear / de lloguer de fa 90 anys / i ara mos arrasa / la memòria curta, curta, curta”, y es entonces cuando aparece entre los versos Pau Riba, primero con la relato a su casa, la casa Reincorporación de Tiana, y su mujer, la Memi, y “puc dir Pau i vull dir poeta”, y igualmente sale el “gripau” y “que la poesia és Dioptria”. Para finalizar asegurando: “Abastament sé / quin és el poder de la paraula, / de la paraula no i de la no paraula. / I que el treball és allò que es fa entre ball i ball. / (i aquí ballem)”.

Ampliar
Horizontal

El pasacalle poético sube Rambla en lo alto

Mané Espinosa

Rambla en lo alto, en pasacalle, hasta el recital de poesía sonora de la Casa de la Misericòrdia

Y bailan, y la comparsa coge los instrumentos y sube Rambla en lo alto, en pasacalle, y se le añade Pepino Pascual, entre tantos. “¡Vamos con destino a la poesía!”, grita Martínez a la familia –muchos son turistas boquiabiertos–, que observa, les hace fotos y les sigue hasta que cortamos por Bonsuccés, con los músicos tocando músicas de Pau Riba, como Licors, hasta que llegan a los Jardins de la Casa de la Misericòrdia.

Allí, la poesía cambia de forma, del formato popular va con destino a la experimentación sonora, la vanguardia, con un software intenso –comisariado ahora por Lis Costa y Míriam Reyes, que ya lo habían pensado para el fallido 2020– con Tomomi Adachi y Hannah Silva, primero, Danielle de Picciotto posteriormente y, para finalizar, Pamela Z. Ahora sí, Barcelona Poesia ha empezado, el primero de los siete días con los versos que se extienden por la ciudad.

Versió en català, aquí

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente