Faltan muchos detalles por detallar y los textos están aún por redactar pero los líderes europeos vencieron anoche las resistencias del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y a posteriori de cuatro semanas de negociaciones infructuosas pactaron activar un incautación parcial de las importaciones de petróleo ruso a la Unión.
El acuerdo se aplicará al crudo que llega por barco pero deja fuera al que entra por el oleoducto Druzhba, la única vía de aprovisionamiento para países sin salida al mar como Hungría, República Checa y Eslovaquia. Aun así, “cubrirá dos tercios de las importaciones” de forma inmediata, lo que “cerrará una importante vía de financiación a la maquinaria de aniquilamiento rusa”, celebró el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Y cuando Alemania y Polonia dejen de importar crudo ruso a finales de año, tal y como han anunciado, la medida afectará al 90% de las importaciones totales.
Con todas las miradas puestas en él, a su aparición a la cumbre, Orbán echó un jarro de agua fría a las esperanzas de alcanzar un acuerdo. Reclamaba, encima de más apoyo financiero del que Bruselas ha ofrecido hasta ahora a los países más afectados para afrontar las consecuencias de la medida sino asimismo garantías por escrito de que si hay “algún incidente” con la tubería podrá seguir importando petróleo ruso por otra vía.
Duros combates entre ucranianos y rusos, ayer, en el centro de Severodonetsk
La cumbre comenzó con una intervención telemática del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien, consciente de las dificultades, llamó a la UE a proseguir la mecanismo y la presión económica sobre Moscú. Se desconoce qué concesiones permitieron al líder magiar dar su rama a torcer pero el resto de líderes optaron por el pragmatismo y rebajaron el zona de influencia de la plan para evitar dar una imagen de división.
Se tráfico, en cualquier caso, de un acuerdo político y las negociaciones sobre el texto aún se prolongarán varios días. Encima del incautación al petróleo ruso, la sexta ronda de sanciones prevé excluir al decano bandada ruso, Sberbank, de la plataforma de pagos Swift y amplía la relación de personas a las que se les vetará el entrada a la UE y cuyos ingresos en el zona comunitario será congelados.
Desde que comenzó la aniquilamiento, la UE ha pagado al menos 32.300 millones de euros a Rusia por su energía
El acuerdo permite a la UE preservar la mecanismo de movimiento que desde el 24 de febrero ha definido su respuesta a la embestida rusa: luz verde al suministro de armas y plata a Ucrania, sanciones contra el Kremlin y sus aliados, incautación al carbón ruso... Pero la aniquilamiento continúa y los bienes económicos del conflicto son cada vez más evidentes para todo el continente. Cada ronda de sanciones ha sido más difícil de aprobar que la previo y el sexto y extremo paquete de medidas lleva casi un mes sobre la mesa bloqueado. Anoche, el pacto salió delante y la UE se comprometió a dar una ayuda de 9.000 millones de euros para cubrir los gastos corrientes del Gobierno ucraniano, aunque aún está por detallar de dónde saldrá el plata.
En paralelo a las discusiones de Bruselas sobre cómo deshumanizar el castigo al Kremlin, Moscú hizo buenas sus propias amenazas. Gazprom anunció ayer que a partir de hoy martes dejará de suministrar gas a la holandesa GasTerra por negarse a pagarle en rublos, tal y como exige el decreto aceptado por el presidente Vladímir Putin al principio de la aniquilamiento.
“De hacerlo, correría el peligro de infringir las sanciones impuestas por la UE”, ha explicado GazTerra, una empresa propiedad al 50% del estado holandés y las sociedades Exxon y Shell, que ve “demasiados riesgos financieros y operativos”. La italiana Eni, la francesa Engie y la alemana Uniper, en cambio, se han plegado a las exigencias de Moscú y han opuesto una vía para abonar en rublos que consideran compatible con la código europea.
El gas ruso representa rodeando del 15% del consumo total anual de Países Bajos, según datos del Gobierno. Gazprom ya ha cortado el suministro a Polonia, Bulgaria y Finlandia por negarse a abonar en la divisa rusa y Dinamarca se prepara para sumarse en breve a la inventario de países afectados por la interrupción de suministro ruso. La empresa energética afectada, Ørsted, asegura que se ha preparado para este ambiente y no habrá problemas de suministro.
Las cantidades afectadas, de momento, son pequeñas y los especialistas no paciencia un impacto inmediato a nivel de precios en los mercados globales pero si la aniquilamiento, como ayer advirtieron varios líderes europeos, se alarga, la situación puede complicarse. Las dificultades para sacar delante el incautación al petróleo ruso prometen ser casi nada un aperitivo de lo que se avecina cuando, tarde o temprano, el monolito se proponga intentar poner fin a la importación de gas de este país para sujetar así los ingresos del Kremlin.
Mientras el crudo ruso supone solamente el 26% del consumo de la Unión, el gas (155.000 millones de metros cúbicos anuales) representa el 40%. Desde que comenzó la aniquilamiento, la Unión Europea ha pagado al menos 32.300 millones de euros a Rusia por su aprovisionamiento energético. Pero con la electricidad, el petróleo y la inflación en máximos históricos, los gobiernos abogan por la prudencia. “Debemos asegurarnos de que las sanciones hacen daño a Rusia, no a la clase media europea”, reclamó el primer ministro belga, Alexander De Croo.
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