Mendes, el encantador de serpientes

El encantador de serpientes del fútbol nunca pierde las formas. Palabra de guisa pausada, conecta con el interlocutor, le hace venir a su dominio, le envuelve y al final suele conseguir lo que se propone. Jorge Mendes se frota las manos cuando el mundo se pone el bañador. Sabes que te puede traicionar la moto como un comerciante turco en el Gran Tienda y acostumbra a colocar el producto. Toca toda la tono de artículos, el compro, el vendo y el cambio. Poco así como un Wallapop del balompié por ponernos en los tiempos modernos aunque si tiramos de clásicos cinematográficos todavía nos podríamos remitir a una de las escenas iniciales de Casablanca, la que recrea un mercadillo donde se regatea por doquier.

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Jorge Mendes, en una imagen de archivo

LVE

Un clásico

Al regazo de Mendes regresa una vez más 
el Barcelona. Lo hizo ya en tiempos 
del primer laportismo

Al regazo de Mendes regresa una vez más el Barcelona. Lo hizo en tiempos del primer laportismo y en la segunda etapa del presidente el portugués continúa siendo un interlocutor importante. Nunca ha dejado de serlo en todos estos abriles. Lo fue en época de bonanza económica y ahora que el paciente está más que enclenque aparece Mendes con sus mil y una carpetas, con sus tentáculos y sus contactos para desplegar todo el muestrario. Si no puede fertilizar un gabán de visón, pues aquí tiene uno de tirabuzón. Al final, lo importante es que se tenga alguna cosa que abrir y que se renueve el armario. Ahora en el diccionario blaugrana la palabra en novedad es palancas, aunque solo sea por su repetición hasta la saciedad por parte del club. A la calma de su activación el Barça va preparando el dominio para intentar soltar molestia y poder satisfacer alguna de las peticiones de Xavi Hernández, que se tendrá que articular de paciencia. Siempre queda el expediente de toda la vida y tildar a Jorge Mendes. Poco tendrá.

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