En los últimos tiempos las dinámicas de trabajo han cambiado extremadamente, tanto por los avances digitales y tecnológicos como por la aparición de la pandemia de la Covid-19, más recientemente. Las restricciones para disminuir los casos infecciosos, han impuesto el teletrabajo como norma genérico durante meses, y ahora hay empresas que han decidido sustentar el trabajo en remoto. Muchos otros están radicalmente en contra.
Con la pandemia completo nuestro hogar pasó a ser nuestro espacio de trabajo. Tuvimos que adaptar el espacio a los nuevos tiempos. El total aislamiento y el hecho de mezclar nuestra vida profesional y personal en un mismo habitáculo mermó mucho nuestra lozanía mental durante los meses de toril. Sin requisa, hay quienes se niegan a regresar a la oficina y adoran teletrabajar. Parece que este es el caso de Stephen Hewitt, quien ha querido servirse a la postura para hacer de su dormitorio una oficina con todas las comodidades.
Con la pandemia, nuestro hogar se convirtió en nuestro espacio de trabajo
Ha publicado su invento para que cualquiera pueda alcanzar a él
Hewitt decidió poner su creatividad al servicio de la situación e ingeniárselas para poder ser productivo en el trabajo sin menester de salir de su cama. Este hombre ha compartido en el portal de Cambridge Clareon su estudio, planos incluidos, sobre cómo construyó un espacio de trabajo que le permitía utilizar cómodamente un ordenador desde la cama.
Para que prácticamente cualquiera pudiera alcanzar a su invento, Hewitt utiliza herramientas que todos tenemos por casa, tal y como podemos comprobar a través de su prototipo. Se necesitan tablas de maderas, por otra parte de clavos y tornillos para sumar la almohadilla sobre el cabecero de la cama.
"Con esta posición acomodo el peso de los brazos, que es soportado por los codos apoyados en el colchón. Esto es muy importante ya que tener que erigir los brazos para teclear es incómodo y no es factible durante más de uno o dos minutos", explica en el plano, justificando así la postura necesaria para que nuestras extremidades no sufran.
Stephen Hewitt ha estudiado con detalle la postura necesaria para no cansar los brazos
La estudiada angulación del ratón y el teclado permiten utilizar el ordenador sin problema tumbado bocarriba, lo que evita posturas demasiado incómodas y dañinas para nuestra espalda. El ángulo de visión todavía está minuciosamente estudiado por Hewitt, que se ha convertido en todo un engendro vírico tras la publicación de su invento en las redes sociales.
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