El catedrático de Sociología de la Universitat de València, Antonio Ariño, acaba de editar el volumen La Prostitución en la Comunitat Valenciana, una inspección sociológica (Tirant Humanidades-Generalitat Valenciana) que ofrece una fotografía dinámica de un engendro que ha rajado un importante debate en la clase política valenciana.
El volumen tiene su origen en un encargo de la Conselleria de Honradez a la Universitat de València con la intención de "proporcionar una descripción de la situación contemporáneo y de las perspectivas de futuro" de la prostitución con el propósito de "contribuir al incremento de las políticas públicas correspondientes". Y es que, como se ha manido en las últimas semanas, desde el feminismo y desde la izquierda no hay unanimidad a la hora de afrontar este problema de siglos.
El volumen del profesor Ariño arroja luz sobre un engendro que está muchas veces en la penumbra. El autor huye de llamativos titulares y, con la ayuda de encuestas, estudios e informes, manejo de poner encima de la mesa algunas estimaciones y patrones de una experiencia que somete a muchas mujeres.
Según sus cálculos, en la Comunidad Valenciana habría una monograma no inferior a 10.000 mujeres ejerciendo la prostitución.
Es muy difícil dar una monograma, estamos hablando siempre de estimaciones. Para venir a esta afirmación he tratado de ver los datos relativamente fiables de todas las autonomías, como se ha comportado la Comunidad Valenciana en ese contexto durante los últimos 20 abriles y tener en cuenta una serie de dinámicas como la reducción de la prostitución en la calle y su transferencia, primero, a clubes y, posteriormente, a pisos y a internet. A partir de ahí hacemos una estimación de entre 10.000-14.000 mujeres, sometida a un beneficio de error, pero lo que no parece regular es afirmar que hay menos prostitución que la que había a mediados de la primera lapso del siglo y entonces ya estábamos entre 7.000 y 10.000. Siquiera hay datos que indiquen que su crecimiento haya sido espectacular más teniendo en cuenta la crisis y el confinamiento.
Comparativamente con otras regiones, ¿la valenciana se sitúa en el empleo que concorde con su peso poblacional?
No, más acertadamente con el peso que nos corresponde por el tipo de estructura socioeconómica y de servicios que tenemos. Somos un país con gran movilidad de mercancías, eminentemente turístico, con servicios de carácter recreativo y hemos podido ver como existe un corredor mediterráneo de la prostitución que va desde Cádiz hasta Girona. En ese contexto, podemos afirmar que recibimos turistas que, entre los servicios que buscan, está la prostitución.
Hay atlas muy significativo en el volumen que evidencia la presencia de mujeres del Este en todo el meta mediterráneo.
Sí, pero asimismo tenemos prostitución nigeriana y asiática. Podríamos afirmar que la nigeriana está más en torno a el sur de la Comunidad Valenciana y la rumana más en el centro ideal. Aún así, hay una gran movilidad. Es otra de las tendencias que hemos podido ver con sobrado claridad. Las personas van y vienen y los pisos se mueven mucho.
El referencia cambia el foco y se centra en los demandantes más que en las mujeres. ¿Cuál es el perfil del putero?
Antiguamente que mínimo, conviene señalar que la prostitución no es una relación entre dos personas. Existen rasgos estructurales que nos permiten murmurar de ella como una institución igual que decimos que el enlace es una institución. Está organizada y, con las estadísticas, se ven unas tendencias que hay que explicar. Se dice que los individuos eligen, pero no eligen adentro de determinadas condiciones.
Además palabra en el volumen de que tiene una funcionalidad.
Es obvio que es una funcionalidad al servicio de una sociedad en la que todavía las desigualdades de sexo especie son extraordinariamente relevantes porque tiene características patriarcales de dominación masculina. La inmensa mayoría de compradores de prostitución -sea femenina o masculina- son varones. Y este es el hecho estadístico fundamental. Históricamente se han explicado muchas funcionalidades como que "le venía acertadamente a un enlace". Pero en la sociedad contemporánea, cuando el enlace es una institución más flexible, tiene poco trayecto. Cuando vemos la desigualdad de tiempo entre demandantes y mujeres se revela un hecho significativo. Siempre son varones (excepto en los jóvenes que se inician en la sexualidad a través de la prostitución) mucho más mayores que las mujeres. Eso hace que, por las preferencias, las mujeres tengan un ciclo trascendental muy corto.
¿No hay un único perfil?
Lo que podemos observar a través de la investigación es que intervienen prácticamente todas las variables a la hora de aclarar al putero: la tiempo, la situación usual, pero asimismo rasgos de carácter recatado o cultural en sentido amplio que son significativo. Además hemos comprobado que la frecuencia en el consumo de pornografía correlaciona con el consumo de prostitución. No hay un único tipo de putero: hay un tipo que es violento, pero asimismo hay otro que va de paternalista pero en verdad es muy machista.
Incluso en su trabajo hay un cruce de datos y compara los hombres demandantes de prostitución en función de su orientación religiosa e ideología política, ¿Cuál es el resultado?
Los datos sobre la orientación religiosa son más fiables porque tenemos más encuestas. Vemos clarísimamente que los católicos practicantes tienen un consumo pequeño como asimismo quienes tienen una militancia religiosa en una dirección o en otra (a gracia o en contra) son menos consumidores. Nos ha llamado la atención y por ello queremos explorarlo mejor, una polarización en extrema derecha y extrema izquierda más decantada en torno a esta última en cuanto al consumo de prostitución.
Hablaba de la correlación entre el consumo de pornografía y el petición al sexo pagado. Algunos analistas asimismo relacionan el consumo de pornografía con el engendro de las manadas y las violaciones grupales, ¿cuál es su opinión?
El engendro más importante de la pornografía hoy es no es la pornografía clásica de revista, es la pornografía en Pornhub. Esta gran plataforma mundial utiliza dos tipos de material: por una parte, material robado y, por otro, la convocatoria pornografía fans o de admirador. Y si en toda pornografía hay una visión sometida de las mujeres al servicio de los hombres, en esta en particular está todavía más acentuado. Así que muchos niños, adolescentes y jóvenes, cuya única educación sexual es la pornografía, aprenden las relaciones sexuales con una visión de dominación, sumisión y combatividad en torno a las mujeres.
El referencia asimismo apunta un incremento de los demandantes de prostitución.
Hacemos una estimación a partir de los observación de prevalencia y podemos hacer una proyección de cuántos varones podrían ocurrir consumido prostitución en el posterior año. Ciertamente, la población valenciana ha crecido luego en términos absolutos, así que, aunque manteniendo el mismo porcentaje de consumidores, el número de personas que demanda sexo ha aumentado. Se calcula que entre un 4 y un 10% de la población valenciana longevo de 16 abriles ha pagado por sexo en el posterior año. No ha habido un crecimiento relativo (porcentual) pero si en términos absolutos.
Otro de enfoques novedosos que aparece en el volumen es que la prostitución, en la última lapso, está viviendo una transformación profunda conveniente a la universalización de los teléfonos inteligentes y la omnipresencia del ataque a Internet. ¿Cómo ha cambiado Internet esta experiencia?
Es un cambio histórico. El primer cambio importante es todo lo que llamamos el marketing de la prostitución. No es necesario estar en la calle o en un armario, sino que toda esa exposición se produce en internet con anuncios y "catálogos de servicios". Por otra parte, están apareciendo fenómenos nuevos como lo que hemos llamado la prostitución mediada síncrona. A través de la webcam se puede estar en contacto sin un contacto físico, sino con una petición de determinadas actuaciones por parte de la persona que negocio sexo. ¿Se podrá citar esto prostitución? En el sentido tradicional no porque no hay contacto físico, pero en el sentido de que hay una compraventa, sí. Y veremos qué pasa con los muñecos y robots. La industria del sexo no para de inventar nuevas formas de satisfacer a los demandantes.
Hay un debate rajado en la sociedad española entre los abolicionistas y los regulacionistas o los que piden poner el foco en las mujeres y no en las medidas punitivas.
El debate, desde mi punto de panorama, tal y como se está produciendo en España tiene mucho de debate de sordos. Afirmar que unos piensan en las mujeres y la otra no es incorrecto. Afirmar que con una ley lo podremos resolver, asimismo. Esto necesita muchas medidas sociales, educativas, económicas, culturales… Por consiguiente, si estamos hablando de una conducta con todas las características que hemos hablado, no parece regular que la desplacemos a una cuestión de privilegio entre dos personas. Sería mejor para las personas que están explotadas que las distintas posiciones trataran de encontrar soluciones con menos fundamentalismo ideológico.
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