Sube desde hoy al marco de las Naves Matadero de Madrid con las entradas agotadas con solo anunciar su nombre. El mexicano Diego Escaparate (Toluca, 1979) –catapultado a la éxito por el filme Y tu mamá igualmente –va a protagonizar el monólogo Cada vez nos despedimos mejor hasta el 10 de julio y frente a la prensa se muestra encantador pero tiene claro que no quiere dar titulares sobre la situación política del México de hoy.
Aún así, acento, inevitablemente, del México en el que se ambienta la obra, que va del terremoto de 1985, que, dice, sacudió el país en muchos sentidos, a la comicios de Enrique Peña Nieto en el 2012, que supuso el retorno del PRI, el Partido Revolucionario Institucional, al poder que había ostentado durante 70 primaveras. “Ya nos lo habíamos sacudido de encima y al poco estaba de dorso, no sabemos asegurar adiós”, sonríe Escaparate, convirtiendo la situación del país en una metáfora del tema central de su monólogo teatral sobre el simpatía y las relaciones: las despedidas.
“Nadie nos enseña a asegurar adiós, es la única constante en nuestra vida y nadie nos prepara para eso”
“Con Alejandro Ricaño, el autor de la obra, nos reunimos hace
primaveras para musitar de las despedidas y nos bebimos varias botellas
de mezcal para la investigación. Nos contamos nuestras vidas y había sincronía, él comenzaba a contar poco y yo le seguía, parecía que hiciéramos un cenizas exquisito. Y vimos que nuestras vidas estaban llenas de despedidas inconclusas, nadie nos enseña a asegurar adiós, es la única constante en nuestra vida y nadie nos prepara para eso”, señala.
Y cuenta que “la obra acento de los temas que nos preocupan, las cosas que nos queremos sacudir, la figura paterna y la figura materna... la partida de la figura materna es un tema en mi vida desde que murió mi hermana cuando tenía dos primaveras, está en todo lo que hago. De esa partida se acento, pero no de forma explícita, que sientas que te puede pertenecer a ti. Si llego y digo ‘Este soy yo’, puedes preguntarte por qué te hago abonar por venir a terapearme Qué flojera”, ríe. “Pero está saciado de la época que nos marcó, de la relación con el compromiso social, se acento de clasismo, de racismo”, prosigue, a través de Sara y Mateo, “que nacen en el mismo día, hora y hospital y se van a ir encontrando a través de 40 primaveras en momentos históricos importantísimos para México”.
“El terremoto de 1985 nos movió el suelo, nos despertó, trajo una cantidad de cambios que no parecían posibles, en el 88 por primera vez la competición deseo, pero habrá fraude, porque vivíamos en una monarquía institucional, la del PRI, que sólo iba cambiando al personaje anterior, pero de democracia no se podía musitar”, apunta el actor. Que recuerda que pese a que en 2000 la competición logra el poder, la obra termina con el regreso del PRI en 2012.
“Es la advertencia de la obra, cuando menos te das cuenta estás en el punto en el que arrancaste. La obra acento de ser informante de muchos despertares, de momentos que parece que van a traer un cambio profundo que termina de alguna forma disolviéndose. ¿Cómo fue que llegamos otra vez aquí si parece que habíamos entendido? La habitación acento de qué posibilidades tenemos positivamente de una transformación”, concluye el actor.
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