Dilema judicial con muy pocos precedentes. Qué debe prevalecer, el derecho a sucumbir de cualquier persona, avalado por la ley de la eutanasia, o el derecho a una tutela jurídico efectiva por parte de las víctimas, a invocar la actividad de los órganos judiciales en defensa de sus intereses legítimos, para que el pronunciado llegue a ser supremo.
Marin Eugen Sabau, el pistolero que acribilló a balazos a tres de sus ex compañeros en la empresa de seguridad de Tarragona donde había trabajado, encima de herir a un agente de los Mossos d'Esquadra, ha pedido a los médicos que se le practique la eutanasia. Sufre una ultraje medular incompleta, consecuencia de los impactos de bala que recibió al ser neutralizado por los Mossos d'Esquadra tras parapetarse adjunto a una masía de Riudoms (Baix Camp). El comité médico, reunido para valorar la petición del pistolero, que actuó movido por el talante de venganza, ha facultado la aplicación de la ley de la eutanasia. El caso ha sido precoz por la Sujeción Ser y confirmado por La Vanguardia.
El dilema
La magistrada deberá valorar si prevalece el derecho a sucumbir o la tutela jurídico de las víctimas
Será ahora la magistrada titular del supremo de instrucción nº5 de Tarragona que instruye el caso por cinco presuntos delitos de intento de homicidio, quien deberá lanzarse si acepta la autorización de eutanasia para el ex vigilante de seguridad. Algunas de las acusaciones particulares, ejercidas por las víctimas del asalto, ya han precoz su intención de presentar un memorial contra la autorización de la eutanasia. Para ello alegarán que en este caso, de gran complejidad, debe de prevalecer el derecho de las víctimas a exigir que se aplique el código penal al supuesto atacante, para que se le acabe juzgando en audiencia pública.
Fuentes jurídicas consultadas, conocedoras del caso, prevén que probablemente la jueza no tomará una intrepidez firme sin antiguamente pedir al médico forense que evalúe el caso. Sobre la mesa, el mensaje del comité médico que tras reunirse y estudiar el caso decidió que Marin Eugen Sabau, de 46 primaveras, cumple con los requisitos médicos y legales para poder sucumbir de forma voluntaria.
Algunas de las víctimas del ex vigilante de seguridad todavía no han decidido si recurrirán a la autorización de la eutanasia. Han sufrido importantes secuelas, físicas y psicológicas, los tres ex compañeros tiroteados a parentesco fría por su ex compañero la mañana del 14 de diciembre de 2021. Los hechos se produjeron en las dependencias de la sede de la empresa de seguridad de Securitas Seguridad en Tarragona, adjunto a la popular plaza de la Mitja Lluna (Universal Prim). El entonces apoderado de la compañía, que recibió varios impactos de bala, estuvo varias semanas ingresado en estado crítico.
Lo más previsible, según explican fuentes jurídicas, es que en este caso se haga prevalecer el derecho a sucumbir. Una de las dudas que podría plantearse, si se llega a pelear jurídicamente el fondo de la cuestión, es si el ex vigilante, ingresado en un hospital penitenciario de Terrassa a la prórroga de que se falleba la instrucción y se celebre el proceso, podría acaecer solicitado su derecho a sucumbir "bajo una presión externa". La ley de la eutanasia considera que en este caso no se debería de conceder el derecho a sucumbir, ya que podría estar condicionado por un número foráneo, por el deseo de huir y no ser supremo públicamente.
El comité médico certifica, en el escrito que ha remitido al árbitro, que el pronunciado presenta una "ultraje medular incompleta, con una importante dependencia y dolor neuropático" y que "expresa y reitera su idea de continuar con la tramitación de la eutanasia". El equipo médico informa que se ha decidido autorizar la petición y lo comunica a la magistrada.
El ex vigilante vivía tranquilamente en un tierra de Alcover (Alt Camp) cuando decidió armarse y protagonizar el triple tiroteo. Primero en la oficina de la empresa de seguridad, en Tarragona, posteriormente durante su intento de fuga en un control policial entre Reus y Maspujols. Finalmente adjunto a la masía de Riudoms cuando los Mossos d'Esquadra intentaban mediar con él para que se entregase. Nunca antiguamente había tenido ningún incidente relevante.
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