Engañar: Hacer creer a determinado con palabras o acciones lo que en efectividad no es verdad. Ejemplo: el tesina de ley que el Consejo de Ministros envió ayer a las Cortes para supuestamente consolidar la equidad, universalidad y cohesión del sistema doméstico de lozanía bajo el ampuloso paraguas conceptual de “impedir la privatización de la sanidad”. El nuevo texto, irresoluto de tramitación parlamentaria, es una clara invasión de las competencias autonómicas, puesto que son estas administraciones las que tienen encomendado el despliegue y la ordenamiento de los servicios sanitarios en el sistema del situación doméstico de lozanía. Pedro Sánchez, que ahora vendería a su grupo entera a cambio de un voto de más en Andalucía, adquisición el discurso casposo de confundir la privatización de un servicio sabido con la colaboración con el sector privado –vía conciertos o derivación en situaciones de demanda extraordinaria–. El texto es un insulto al sistema retrete catalán en particular, apuntalado sobre la almohadilla de la descentralización y la billete de la sociedad civil a través de infinidad de fundaciones, mutuas, patronatos y incluso del municipalismo.
Privatizar la sanidad es favor retirado los fondos covid antaño de que la pandemia acabase o infradotar de forma recurrente las transferencias económicas a las comunidades autónomas para que estas puedan apoyar en pie los servicios básicos sin tener que apelar al deuda permanente. Privatizar es negarse a susurrar de financiación de las comunidades autónomas y apoyar un sistema obsoleto que no cubre gastos desde el 2014. Privatizar es incluso no atreverse a tomar medidas que eviten el emoción embudo en la profesión médica y que deban cerrarse plantas y servicios porque la proposición de profesionales lleva tiempo sin cubrir la demanda. Privatizar es esconder la cabecera debajo del ala frente a el referencia de que el 48% de los nuevos médicos colegiados sean extracomunitarios que han accedido a sus títulos universitarios en sus países de origen en condiciones más ventajosas y menos exigentes que los estudiantes españoles. Cogobernar, por lo que se va viendo, consiste en hacer invitación ideológicos al sol que no cuestan capital pero que proporcionan titulares supuestamente progresistas a cambio de poner la bota sobre la nuez de las comunidades autónomas, laminando sus competencias al mismo tiempo que te muestras renuente o claramente incapaz de desempeñar las que sí tienes reservadas como Estado. Política panfletaria.
Parchear: pegar poco sobre una superficie para tapar un agujero o una rotura. Ejemplo: la triste romería del conseller de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, para explicar las medidas de su Gobierno para mitigar el colapso de lo que un día fue pero ya no es una autopista: la AP-7. Avisadas como estaban las administraciones sobre lo que se venía encima con la gratuidad de esta exvía rápida, clama al firmamento que ni Generalitat ni servicio empezasen a trabajar con prelación como intrascendente las soluciones parciales que ahora se contemplan. Existía el ejemplo de València, donde la AP-7 colapsó mucho antaño al continuar liberados los peajes del tramo Alicante-Salou con un año y medio de prioridad. Ni Generalitat ni Gobierno hicieron mínimo durante ese tiempo a pesar de ser conscientes de lo que iba a producirse cuando se levantasen todas las barreras. Dejadez extrema. Política de pegote.
El primer día de funcionamiento del “tope al gas” ha sido un fiasco
Defraudar: Desengañar o desilusionar –determinado o poco– a una persona por no ser como esperaba. Ejemplo: la descenso del precio de la electricidad con las nuevas reglas del “tope al gas” autorizadas por la Unión Europea y que debían suponernos ahorros en la realización eléctrica de hasta un 30%, según el Ocupación de Transición Ecológica y Oposición Demográfico que encabeza Teresa Ribera. El primer día de funcionamiento ha sido un fiasco. A pesar de la reducción del precio en el mercado mayorista, las compensaciones previstas por el senador a las gasísticas que incluso pagaremos usted y yo, hicieron que el precio del miércoles fuera superior al del martes. Política a lo Gran Capitán: cien millones de ducados en picos, palas y azadones.
Bloqueo en la AP-7
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