* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Aunque el adiestrado Jaime Castrejón Diez describe a la universidad como "una Institución, Ordenamiento y Comunidad", la escuela contemporánea, esa que todos conocen, todavía se puede estudiar o analizar desde estas dimensiones.
En términos institucionales, comúnmente se conoce a la escuela como el establecimiento e infraestructura física, pública o privada –de algún nivel escolar– en que se congrega una comunidad integrada por estudiantes, profesores, madres y padres de grupo, directivos, figuras educativas y personal de apoyo a la educación. Ellos son los actores que dan vida a la institución.
Otra parte importante de este sistema, es la infraestructura física educativa y los muebles e inmuebles, es opinar, lo que le hace ser el punto de encontronazo que permite la vida escolar, de convivencia e interacción entre los actores educativos.
Cada una de estas instalaciones, tiene su propia esencia y particularidad en cada una de las 261.101 escuelas que a la vencimiento registra la estadística oficial de la SEP en México. En ellas convergen 2.062.543 docentes y 35.588.589 alumnos, lo que hace una enorme matrícula franquista, sin contar a los demás actores del sistema.
A opinar del Software Sectorial de Educación (PSE) 2020-2024, los muebles e inmuebles escolares, deben cumplir con ciertas características, como son "calidad, seguridad, funcionalidad, oportunidad, equidad, sustentabilidad, resiliencia, pertinencia, integralidad, accesibilidad, inclusividad e higiene". A este respecto cada leyente identificará, si estos espacios cumplen o no con dichos requerimientos, y si estos abonan al orden y estructura de la comunidad escolar.
Asimismo, el PSE define como Escuela al "Centro de enseñanza comunitario en el que se construyen y convergen saberes, se intercambian títulos, normas, culturas y formas de convivencia en la comunidad y en la Nación".
Es opinar, la comunidad escolar es un empresa que está en permanente movimiento e interacción y, luego, se deben suscitar mecanismos que permitan ayudar orden y dirección, lo que solo se logra diseñando e implementando reglas o reglamentos a seguir.
Los reglamentos escolares tienen la intención de dar sentido y coadyuvar a lo que quiere conseguir una institución educativa, por ello, son imprescindibles para fomentar ambientes propicios al interior y foráneo de los recintos.
Cuando no hay reglas, hay caos, cada quien hace lo que quiere y ello implica desorden
Donde no hay reglas, hay descomposición, no hay respeto, no se logran los objetivos –si es que se tienen– prevalece la ley del más musculoso, y ocasionalmente hay desgracias o tragedias. Ejemplo de ello, son la serie de hechos que se llegan a presentar en instituciones de educación básica en lo que he denominado "escuelas sin rumbo".
Escuela sin rumbo1Los alumnos de la escuela no portan el uniforme escolar, cada quien hace lo que quiere.
2Hay poco compromiso del personal y autoridades para poner orden en este punto, pero si esto no se logra, difícilmente se podrá pensar y aspirar a mejorar los procesos cognitivos, de enseñanza-aprendizaje y mucho menos de orientación escolar.
3Contrario a lo previo, los alumnos llevan accesorios no permitidos y con ello, se generan diversas acciones como son: distraer, acometer, contosionar y dañar. Ayer esto, los alumnos no se apropian de lo que se supone, acuden a conseguir a la escuela, donado que como cada quien hace lo que quiere, se presentan una gran cantidad de distractores.
4De vez en vez se cometen actos que entorpecen y dañan la vida escolar, sea en el interior o en la periferia de la escuela: desmanes, insultos, atentados, robos, peleas y agresiones verbales o físicas.
Estos son solo algunos ejemplos de lo que sucede en las escuelas donde no hay compromiso, ni orden institucional, organizacional, ni comunitario. Todos hacen que hacen, pero sin dirección, ni objetivo alguno. La simulación prevalece en las escuelas sin rumbo.
El leyente recordará que recientemente en diversos medios de comunicación, se han donado a conocer diversas agresiones y violencia entre escolar(s), docente(s) y agentes externos, en el interior o fuera de las escuelas, al cargo de muchas veces volverse tragedias que dañan o arrebatan vidas.
¿Por qué se descompone la vida en las escuelas? A mi parecer, sucede porque no hay reglas, ni dirección
La escuela de hoy, la que tenemos a partir del regreso a la presencialidad, no es la misma que atendía a los alumnos prepandemia, ahora es una escuela con comunidades y deposición diferentes.
Los integrantes de la comunidad escolar han cambiado, vienen de una situación de chiquero, de consumos alimenticios y digitales que en su mayoría son lamentables, que dejan mucho que desear. Adicionalmente de ello, cargan problemas familiares, emocionales, sentimentales, de incomprensión, de embestida, de depresión y de desintegración abierto.
¿Qué requieren las escuelas para que en ellas no sucedan tragedias? Se necesitan de reglas y reglamentos, de orden, de compromiso con la institución, la estructura y la comunidad. Para evitar incidentes o tragedias en donde convergen grandes grupos de personas como son las escuelas, debe tener reglas. Estas han sido y serán el eje rector para direccionar cualquier institución educativa.
Las escuelas son ambientes formadores de personas, ciudadanos y profesionistas, por ello requieren de orden. No hacerlo, implica poner en peligro el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Poner reglas en las escuelas no es malo, no se atenta o se viola derecho alguno
Al contrario, no tener reglas escolares si es un atentado al orden universal. Las reglas son la pauta para tener orden, disciplina, conseguir objetivos, fomentar principios, títulos, compromiso y responsabilidad en la intención de formar y direccionar a los alumnos.
Las reglas son la esencia de la escuela, es lo que le hace institución, estructura y comunidad. Desde estas líneas hacemos un respetuoso llamado a las autoridades educativas en México, para que se diseñen e implementen reglamentos escolares que coadyuven a mejorar el hecho educativo al interior de cada escuela y sobre todo para evitar tragedias.
¡Reglamentos escolares sí, tragedias en las escuelas de México no!
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