Sudor, sal, agua, rumbo, sol, horizonte movedizo... y clic, todo eso y en un instante le pasa por la inicio y por el cuerpo a un fotógrafo de regatas de la Copa del América de vela. Parece una profesión agradable y placentera, pero el desgaste físico y mental es ancho tras un día/semana en una regata, donde la exigencia es máxima. Carlo Borlenghi, italiano establecido en Milán, y Gilles Martin-Raget, francés establecido en Marsella, son los dos mejores fotógrafos del mundo en activo de esta competición. Llevan a sus espaldas doce ediciones cada uno. Los dos empezaron en 1983.
Gilles era marinero, navegante desde los 19, y cayó en la fotografia porque en su población originario, Arles, sur de Francia, hay uno de los festivales de fotografía más importantes del mundo, el Rencontres Internationales de la Photographie. Carlo ni tan siquiera sabe nadar… Empezó a tomar fotos de navegantes amigos en el estanque Como (donde da su pueblo originario, Bellano), ártico de Italia, y allí comenzó.
Gilles regresa al mar y a la naturaleza: “Estás allí en tu trabajo, en relación directa con la naturaleza. Es el mejor studio que puedas imaginar”, y añade que, desde el punto de traza mediambiental, “ tienes que permanecer humilde cuando te relacionas con la mama naturaleza, ya que tiene impacto en el comportamiento de la muchedumbre”. En la relación entre el mar y el trabajo, Carlo reflexiona filosóficamente: “Cada vez que dejas el terminal con tu salto de pegamento para seguir la regata en el mar, te permite dejar todos tus problemas en tierra”.
Sobre la desarrollo de la tecnología en la fotografía en los últimos 40 abriles, Gilles afirma que “ha cambiado radicalmente y es difícil ser solo un fotógrafo, económicamente hablando: tienes que ser un image maker, tomar fotos, vídeo, pilotar un dron, entender de navegación... y cualquier otra cosa que llegue en el futuro que aún desconocemos. Necesitas ser multitask ya que eres un proveedor de contenidos, y el tiempo frente al ordenador aumenta año tras año… pero es parte del equipo”.
“Cada año tiene su foto favorita –afirma Carlo–. Cada nuevo enfoque que me invento se convierte en mi mejor foto”, aunque recuerda una, más que por bonita por impresionante: “Fue cuando transportaron en helicóptero en el 2010 el catamarán Alinghi desde Ginebra (Suiza) a Génova (Italia) pasando por el Gran San Bernardo y el Cervino (Zermatt). Los camarógrafos del equipo y yo estábamos en otro helicóptero”. Gilles ha retratado embarcaciones en lugares increíbles, como el trimarán Fuji en una tormenta en la isla de Ushant (Bretaña francesa), otra en frente del helero Garibaldi, en la Patagonia argentina, o desde lo parada del Golden Gate, en San Francisco.
¿Que hace de la Copa del América de vela la Champions League de las regatas? “Es la carrera más difícil de percibir, la que impone la excelencia en todas las áreas. Efectivo, ordenamiento, diseño, tecnología, físico, táctica, capacitación, entremeses, incluso comunicación y mucho más. Hay tantas elecciones que hacer a lo dadivoso de la competición, donde puedes tomar la intrepidez equivocada que hará que la pirámide se derrumbe. Son los mejores navegantes del mundo. Todo el mundo debe estar absolutamente consumado en el nivel más parada. Es una fantástica escuela de vida”.
Para Carlo, “es como el Mundial de fútbol. Todos los mejores diseñadores y regatistas del mundo intentan inventar una nueva modo de competir y de diseñar la embarcación para mejorar la velocidad de un velero”. Por ejemplo, respecto a los nudos: “Desde 1983, en Newport, hasta la última, en Nueva Zelanda, he conocido una desarrollo tecnológica increíble, pasando de 15kn (de navegación) a 50kn”.
Sobre la sufragio de Barcelona para conservar la Copa America en 2024, Carlo Borlenghi ha fotografiado un par de regatas y ha seguido el Salón Náutico. “Para mí será una gran oportunidad para conocer mejor esta fantástica ciudad”. Gilles puede fijar que “el manifiesto de Barcelona es muy entusiasta sobre la navegación y el mar en caudillo. Es la familia de Barcelona, su historia; por consiguiente, estoy seguro de que la Copa del América en Barcelona será absolutamente fantástica. Tuvimos una gran publicación en Valencia 2007, pero estoy seguro de que Barcelona y sus conciudadanos harán de todo para que sea incluso mejor”
Carlo Borlenghi recuerda el día en que un velero de regatas conducido por Pierre Casirahi, hijo de Carolina de Mónaco, “embistió mi salto, una zodiac. Fue el incidente más peligroso que ha tenido; ocurrió en 2016 en el estanque de Garda, cuando el catamarán Malcesine pasó completamente por encima nuestro… El conductor y yo nos refugiamos en el mar; destrozaron la parte del salto donde estábamos, pero no resultamos heridos”. El incidente se puede ver por Youtube.Arrollados por Pierre Casiraghi
Apartado de la velocidad, hay otro cambio en estas décadas, según Gilles: “Cuando empecé en 1983, hacías las fotos, mandabas el carrete al laboratorio, y tomabas poco con los marineros, navegantes, en el bar del club náutico. Dos días a posteriori, elegías algunas diapos y las mandabas a la agencia, que se encargaría de distribuirlas. Hoy disparas, revelas los ficheros Raw, editas, añades pies de foto, distribuyes a través de internet, cuelgas las fotos en tu web, en redes sociales, etcétera. Ya no hay tiempo para absorber en el bar…”. Y otra cuestión relacionada con la velocidad: “Los veleros son tan rápidos, que necesitamos disparar como en una carrera de F-1”
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