L’Amanidor de Sabadell es un restaurante que alimenta el alma, adicionalmente del estómago. Tanto el del personal de cocina y sala como el de sus clientes. Va mucho más allá de lo esperable: cocina profesional, buen servicio, menús a precios competitivos y una sala amplia y cómoda. Nace de la colaboración entre la cooperativa social CIPO y la Escuela de Educación Específico Xaloc, ambas de Sabadell, para ofrecer un espacio de prácticas y una salida gremial al alumnado del Software de Formación e Inserción (PFI) adaptado de Auxiliar de Hostelería, Cocina y Servicios de Restauración.
Ambas entidades tienen un convenio de colaboración que consolida aún más su labor: la inserción sociolaboral de jóvenes con diferencia pragmático y, en paralelo, el apoyo emocional a sus familias. Les avalan más de 50 abriles de experiencia en el Vallès. El plan forma parte de un plan piloto de Acció Cívica i Comunitària de Drets Socials de la Generalitat, que ya se ha implantado en merienda equipamientos catalanes. “Por una parte, estos comedores socializados permiten la integración comunitaria de nuevos usuarios (personas en situación de vulnerabilidad, soledad no querida, etcétera) y, por otra, se favorecen la formación, las prácticas y la inserción gremial en el ámbito de la hostelería de la mano de asociaciones y fundaciones de inclusión social”, detalla Cesca Domènech, directora de Acció Cívica.
L’Amanidor, en Sabadell, favorece la inserción gremial y autonomía de jóvenes con dificultades
El presidente de CIPO, Joan Madaula, y el psicólogo y tutor de PFI de Xaloc, Pere Farrés, apuntan que esta iniciativa surgió en 2013, pero ha sido este año donde las evacuación, como los astros, se han en línea. “En CIPO partimos de la premisa de que todo el mundo tiene derecho a un plan de vida autónomo, adaptado a sus evacuación”, destaca Madaula. Y Farrés lo corrobora con una excelente aviso de última hora: “tras las prácticas de nueve estudiantes en L’Amanidor, este junio se han hecho cuatro contratos laborales, que les darán mucha estabilidad”. Y mientras se forman y trabajan, ¿qué habilidades ganan? “Una de las más importantes es la autonomía, que va desde que salen de Xaloc hasta que vienen al restaurante, en autobús solos, adicionalmente del control horario –la puntualidad–, la responsabilidad, el trato con el manifiesto, la actos en la cocina con diferentes electrodomésticos... Y, sobre todo, el sentirse orgullosos de ellos mismos, de su valía”, corrobora. Tienen entre 18 y 20 abriles y se les ve motivados en presencia de el cliente. “Lo que más me gusta es cortar la verdura y la envasadora”, explica una alumna, sonriendo.
Este restaurante, emplazado en el Casal Cívic de La Creu de Barberà –tramitado por la Generalitat–, abrió sus puertas el pasado febrero y ya se ha hecho un hueco entre los jubilados habituales, así como vecinos de la zona y de otros puntos de Sabadell o Barberà, atraídos por un menú asequible –5,85 € para la tercera existencia y 8,20 € para el resto, con platos para resistir a casa, si se quiere– y de calidad. Los jóvenes en prácticas están tutelados por dos responsables expertos en el ámbito gastronómico, el patriarca de cocina, Joan Colomé, y la jefa de sala, Pepi Castaño. “Nos encanta este plan. Entreambos venimos de administrar restaurantes tradicionales y aquí además aprendemos a ser un equipo”, concluyen.
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