Nikki Lilly Christou tiene 17 primaveras, y a su vida, puede presumir de ser una de las jóvenes más influyentes del Reino Unido. No solo por su trabajo en redes sociales, sino igualmente por haberse convertido en flamante ganadora de Junior Bake Off en 2016, habérsele sido otorgado el premio Pibe Coraje de los Premios del Orgullo Anglosajón, e incluso sobrevenir tenido el honor de interviuvar al Primer Ministro, como presentadora de su propio software en 2018.
Proezas que no tendrían maduro trascendencia de no ser porque, en otras circunstancias, esto habría sido inalcanzable por omisión de una malformación arteriovenosa que padece, que provoca una deformación en su rostro y es objeto de los insultos de los trols de Internet.
Con seis primaveras, se le diagnosticó su enfermedad, potencialmente mortal, que comenzó a afectar su apariencia y a causar problemas a su vitalidad. Para hacer frente a todos esos cambios y demostrarse a sí misma que podía ser igual al resto de niñas de su vida a pesar de estar siempre entre el hospital y su casa, Christou decidió informar vídeos de sí misma en YouTube. Primero, sin comentarios para evitar los insultos, pero tras triunfar confianza según iba publicando sus vídeos, decidió reactivarlos para ver qué opinaban sus seguidores y, sobre todo, intentar ayudar a otros en su misma situación.
De ese momento ha pasado casi una decenio, y la señorita ya cuenta con más de un millón de seguidores en la plataforma de vídeos, casi medio millón en Instagram, se convirtió en la ganadora más señorita de un Premio Distinto Bafta, ha escrito un ejemplar que se convirtió en éxito de ventas entre el notorio vivaz, ha hecho sus pinitos en el mundo del maquillaje, ha protagonizado dos documentales, se ha convertido en todo un maniquí a seguir y en un maniquí de valentía y esperanza.
Nikki Lilly se ha convertido en todo un referente de valentía y confianza en uno mismo.
La señorita se ha sometido a casi un centenar de cirugías, un proceso del que ha aprendido mucho durante el camino: “Mi apariencia comenzó a cambiar por mi condición y comencé a aislarme de la efectividad, porque no todo el mundo es amable con este con este tipo de cambios. Cuando empecé, era un montón de ‘eres fea’. ‘Fea’ es una palabra demasiado usada”, se lamentó la señorita en una entrevista con el canal BBC2, en 2019, “Me lo dicen con tanta frecuencia que es poco a lo que me he vuelto inmune. Eso no quiere sostener que no me afecta, pero creo que me he legado cuenta de que las personas que comentan cosas horribles, se manejo mucho más de ellos que de ti, lo hacen para sentirse mejor consigo mismas”.
Aún con el paso del tiempo y sus cirugías de reconstrucción para evitar más problemas de vitalidad, Nikki mantiene que su único objetivo es mandar mensajes positivos, siendo consciente de las ‘trampas’ que pueden establecer las redes sociales. Así, ha conquistado a sus seguidores con su espontaneidad, sus rendiciones con ukelele de canciones míticas y tutoriales de maquillaje que muestran su enorme talento. Una modo de hacer frente a las consecuencias médicas de su enfermedad, que provoca que la señorita tenga hemorragias, dolor crónico e inflamación en gran parte de su rostro, en ocasiones incluso reteniéndola en la cama.
A la señorita le diagnosticaron su enfermedad con solo seis primaveras.
“Aunque me veo diferente, no he tratado de cambiarme”, insiste, “Vivimos en un mundo retocado en las redes sociales, y eso no es la efectividad. Es muy importante ser uno mismo. Todo el mundo es diferente y único; si viviésemos en un mundo en el que todo el mundo fuese, actuase igual y tuviese lo mismos gustos, sería muy monótono”, insistió, “Quiero que la muchedumbre sepa que no esta sola, que puede hacer lo que se proponga”.
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