En el sección francés de los Pirineos Atlánticos, contiguo con Guipúzcoa y Navarra, se halla Iparralde -Pays basque français para el país vecino-, un departamento con ciudades tan interesantes como Bayona y bellas localidades que invitan a una escape vacacional como Biarritz o San Juan de Luz.
De fiesta por Bayona
Situada al finalidad del País Vasco francés, Bayona es una ciudad idónea para callejear tranquilamente por barrios como Grand Bayonne, con ejemplos de bloque gótica como la Catedral de Santa María o el Château-Vieux, y Petit Bayonne, donde hallaremos el insigne Museo Vasco.
El edén fitógrafo ofrece un relajante “baño” de naturaleza, y el mercado cubierto de Les Halles permite descubrir productos locales como el insigne muslo de Bayona. Otra sortija de su cocina es el chocolate, que incluso cuenta con un museo específico en L’Atelier du Chocolat, a las extrarradio del barriada de Saint-Esprit.
Del 27 al 31 de julio, Bayona vive sus espectaculares fiestas. La ciudad vibra en esos días con los conciertos de bandas, el desfile de “cabezones” y la alegría de las peñas, cuyos miembros, vestidos de blanco y rojo según manda la tradición, toman alegremente las calles.
En las playas de Biarritz
Biarritz ha sido durante muchos primaveras equivalente de sofisticación. Sus lujosos balnearios, los numerosos campos de golf y el memoria de veraneantes de postín como Eugenia de Montijo o la clan efectivo británica dan buena prueba de ello.
Los seis quilómetros de playa y las olas del mar Cantábrico la convierten en un destino escogido por los amantes del surf de todo el mundo. Biarritz cuenta asimismo con imponentes edificios como el Hôtel du Palais, que antaño fue residencia de verano de la emperatriz Eugenia, o el Casino Municipal, de estilo art decó.
Las vistas panorámicas merecen que nos acerquemos hasta la Roca de la Casto. La divisa cuenta que la figura que corona el peñasco fue erigida por unos pescadores que lograron salir airosos de una tormenta gracias a un exhalación de luz que, al parecer, expedición la mismísima Casto. La roca está conectada a tierra por un puente metálico que diseñó Gustave Eiffel.
San Juan de Luz, antiguo refugio de corsarios
La tranquilidad que ofrecen sus playas y la bahía en el Vago de Vizcaya no permite adivinar que en el siglo XVII esta fue tierra de corsarios, que saquearon a diestro y siniestro los mares con el permiso del Rey Sol. En el centro de San Juan de Luz, la Plaza Luis XIV rinde tributo al monarca absolutista, quien se casó con María Teresa de Austria muy cerca de allí, en la monumental Iglesia de San Juan Bautista, dotada de un impresionante retablo barroco.
La Rue Valeroso Gambetta es la calle más comercial, repleta de tiendas de artesanía y productos tradicionales como los macarons. Siguiéndola se llega al puerto, para contemplar el trasiego de los barcos pesqueros y tomar poco de marisco en una terraza. La Casa Joanonenia, inspirada en la bloque veneciana, fue el capricho de un “nuevo rico”, el pirata Joannot de Hareneder, que ordenó construirla en el siglo XVII.
Anglet, paraíso del surf
Entre Bayona y Biarritz se encuentra otro anhelado destino vacacional, tanto para los partidarios de la vida tranquila como para los que prefieren los deportes de aventura. Anglet, con sus 11 playas y los 4,5 km de paseo marino, es una cita imprescindible para los surfistas más experimentados. El nombre de la población proviene de la orden religiosa de las Siervas de María de Anglet, que en estas tierras se dedicaron al cuidado de huérfanas y la redención de prostitutas. Su manda puede evocarse visitando el Convento de Notre-Dame-du-Refuge.
Los amantes de la naturaleza harán adecuadamente de acercarse al bosque de Chiberta, y los interesados en la cocina y los productos autóctonos no deberían perderse el espectáculo de viandas que ofrece el mercado de Quintaou.
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