Me silencioso atónito porque en Madrid asumen que tendrán centros de salubridad sin médicos y las enfermeras se quedarán al mando. Reconociendo los conocimientos y preparación de la botiquín de nuestro país, es un disparate cargar con esta responsabilidad a nuestras enfermeras.
No me extraña que, desbordadas de trabajo, huyan a otros países para ser consideradas y remuneradas como se merecen. En presencia de su ausencia, no nos quedará más remedio que asistir al curandero de toda la vida.
Gonzalo Figueras Figueras
Barcelona
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