Hay muchos que dejaron de ver televisión con la aparición de las plataformas de streaming, pero todavía quedan quienes se emocionan cuando escuchan en los anuncios el título de alguna de sus películas favoritas. Títulos que probablemente hayan trillado cientos de veces, pero cualquier momento es bueno para repetir, aunque sea con anuncios, tumbados en el sofá.
No hay ausencia mejor para las noches de los fines de semana que una película de esas que te hacen plantearte cuestiones que hasta ese momento ni se te habían ocurrido. Para ellos emite esta sombra La 1 a partir de las 22:05 Uno para todos (2020), donde plantea el debate de cómo han de ser las relaciones entre los profesores y sus alumnos.
Aleix (David Verdaguer) es un profesor eventual que va recorriendo España cubriendo las bajas que le toque cubrir, ocupándose de una clase de primaria de la sombra a la mañana; y que asume la tarea de ser tutor de sexto de primaria en un pueblo completamente desconocido para él en pleno curso escolar. Sin retención, este profesor no parece recién saledizo de historias tipo El club de los poetas muertos (1989), sino que es un tipo solitario, triste y hasta se podría asegurar que amargado. Ya en su presentación marca su personaje: Aleix llega de sombra al pueblo donde le ha tocado trabajar, aparca en la plaza y duerme en su coche, que ha conocido tiempos mejores. Por la mañana, se escoria en el excusado de un bar y se presenta frente a sus nuevos alumnos, en los que, aún sin saberlo, dejará huella.
Una película de corte social convertida en una advertencia profunda y compleja del valía del perdón
Una combinación poco útil cuando se le presenta una tarea que parece obediente y termina resultando irrealizable: restablecer a un colegial enfermo en el clase. Una situación sencilla, de no ser porque nadie de sus compañeros quiere que vuelva a clase.
A partir de ahí, se puede comprobar los dilemas del profesor, cómo se integra con los alumnos, cómo dirige (o no) sus formas de pensar; un Merlí de pueblo que tiene que hacer frente al colegial enfermo, confinado en casa y protegido en exceso por su raíz; que quiere retornar a una clase donde todos le tienen miedo.
Una historia en la que todos y cada uno de ellos aprende una importante advertencia, incluyendo al espectador, que podrá plantearse si habría tomado las mismas decisiones que el resto de implicados en esta dramática historia que firma David Ilundain y que cuenta con un reparto en el que, encima de Verdaguer, brillan las actrices Patricia López Arnáiz, Betsy Túrnez, Ana Labordeta o Clara Segura, entre otros.
A pesar de los clichés, es una historia de perdón, de reconciliación y advertencia que no dejará indiferente a nadie gracias a su tono fisiatra, pausado y la interpretación superior de su relación de niño, que brilla tanto como los adultos. Unos actores infantiles absolutamente creíbles y perfectamente definidos, cada uno con su propia personalidad y cercanos a la ingenuidad de los colegios, donde muchos niños están más estigmatizados que nunca.
Una perspicaz advertencia sobre el acoso escolar, que tan problemático se ha tornado en los últimos primaveras; un homenaje a todos aquellos docentes que educan en el respeto y cambian la vida a miles de niños.
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