El PNV pone el intermitente

El euro por debajo del dólar por primera vez en vigésimo abriles. La inflación en Estados Unidos cabalgando en torno a el 10%. El gas a 173 euros MWh en el mercado europeo (índice holandés). La electricidad a 147 euros MWh en España, el precio más bajo de toda Europa occidental, gracias al tope del gas. El turismo a tope. Risas nerviosas en las terrazas en presencia de el alud de augurios catastróficos. Porco governo!

Una sensación de debilitamiento compartida por la medio de la población española, con particular intensidad entre los votantes de la derecha, según un cavado regalado a conocer anteayer por Metroscopia. El volquete de Villarejo . El hedor a albañal. El mal rollo del periodismo. Una deriva pesimista, con gentío que disfruta augurando desgracias. Parentela que las desea.

Con este panorama, proclamar un vencedor del debate sobre el estado de la nación puede ser artificioso. Pedro Sánchez ha manada en el debate, pero no es seguro que haya manada el debate, entendido este como un momento de gran conversación social sobre la situación política del país. Con millones de personas deseando desconectar, el mes de julio no es el mejor momento para esa discusión. Estos días, la nación está probándose el bañador o echando cuentas para salir a finales de mes.

Sánchez ha manada en la medida que ha acabado salir vivo. Ha vuelto a demostrar capacidad de reacción en un momento difícil, lo cual no quiere sostener que el molinete a la izquierda vaya a mover las corrientes de fondo, hoy muy adversas al Gobierno.

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Aitor Esteban, portavoz del Partido Nacionalista Vasco, ayer en el Congreso de los Diputados

Dani Duch / Propias

Más que cobrar, podríamos sostener que Sánchez logra salir vivo del debate

Un Sánchez más plano o pasivo habría saliente muerto del hemiciclo, consolidando una musculoso expectativa de cambio de turno. Una vez más, Sánchez ha resistido. Seguramente habrá conseguido salir a septiembre sin que se agrande la coetáneo brecha entre el Partido Popular y el PSOE, que podría ser de unos seis o siete puntos, según estimaciones profesionales independientes (30-31% para el PP; 24% para el PSOE).

Para intentar la remontada durante los últimos dieciocho meses de mandato, el presidente podría provenir el curso con una segunda remodelación de su Gobierno, para dar paso a un ministerio de extirpación con gentío más dura de pelar en algunos ministerios secreto. La campaña de invierno exige oficiales más curtidos. ¿Los hay?

El Partido Popular no tuvo reflejos el martes para cambiar de discurso en presencia de los anuncios efectuados por Sánchez desde la tribuna de oradores. La portavoz Cuca Gamarra no estaba en condiciones de improvisar un discurso desigual al que habían esmerado en Génova. (Un discurso acertadamente escrito, todo sea dicho). Muy pocos políticos españoles son hoy capaces de un gimnasia capilla de ese tipo. Un discurso centrado en ETA fue un error. Un error que no rebajará las expectativas del PP en las encuestas, pero que nos viene a sostener que el renacido Partido Alfa de las clases medias tradicionales aún no está del todo a punto para cobrar de guisa indiscutible las próximas elecciones generales. Ayer mismo, Alberto Núñez Feijóo evitó pronunciarse sobre los nuevos impuestos a la banca y a las compañías eléctricas. Feijóo se sumerge en la ría de Arousa cuando intuye peligros, en este caso, el aventura de la impopularidad.

Por todo ello cobra un particular significado el discurso pronunciado ayer por Aitor Esteban, portavoz del Partido Nacionalista Vasco. No vamos a repetir que Esteban es uno de los mejores diputados de la cámara. Hay consenso sobre este punto. Por delegación del Euskadi Buru Batzar, Esteban encendió ayer la luz intermitente derecha, indicándole a Sánchez, mediante señal lumínica, que el PNV ha decidido pirarse solo en lo que resta de vigencia. Fugarse solo no significa que vaya a dejar caer al Gobierno; significa que está empezando a contemplar otras posibilidades de futuro.

El Euskadi Buru Batzar gancho una señal: está pensando en otros escenarios

Un PP reforzado y sin mayoría absoluta podría salir a manejar, previa negociación de condiciones, con el apoyo de los nacionalistas vascos, Coalición Canaria, algún peña regionalista, y los convergentes renacidos, que acudirán a las próximas generales en varias listas. Vamos a asistir en los próximos meses a una visible floración del gen convergente. El atlas político catalán aún no está del todo sesudo, como muy acertadamente sabe Gabriel Rufián, personaje en sondeo de autor.

La tarea de Sánchez y de sus aliados de izquierda consiste ahora en evitar que se agrande más la brecha entre pesimismo y confianza en una sociedad cansada de tanta adversidad sobrevenida y asustada en presencia de el futuro. El zarismo ruso no lo va a poner mínimo sencillo.

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