Hace 25 primaveras se creó el embrión de lo que ahora es la Agència per la Qualitats del Sistema Universitari de Catalunya ( AQU) avalada por la aprobación de la ley de Universidades de Catalunya en el 2003 y la del 2015. Ciertamente, los criterios y procedimientos de evaluación de la investigación han transformado la universidad catalana. Ahora parece que la nueva ley de Universidades que se proyecta en Madrid puede significar un nuevo cambio. Y como todos los cambios, generan inquietudes y oportunidades. Destacaré tres oportunidades:
Primera oportunidad: una investigación más diversa. Hasta ahora la investigación realizada en las universidades públicas catalanas ha escaso un importante gratitud internacional, si lo medimos en número de artículos publicados en revistas proporcionadamente referenciadas o número de proyectos de investigación conseguidos en convocatorias competitivas a nivel internacional. Eso era y es necesario. Sin secuestro, no es suficiente. Se ha priorizado casi en monopolio estos criterios para valorar la investigación universitaria, criterios muy apropiados para unos ámbitos científicos y menos idóneos para otros que han quedado huérfanos de investigación y profesorado acreditado. El año 2019 se firmó, por una abrumadora mayoría de decanos, la “ Exposición por un cambio en los criterios de la Agència per la Qualitat”, donde se alertaba de que “hay un desajuste claro entre las políticas de la AQU y las características del medio universitario del que tiene que respaldar la calidad. Los requisitos que la AQU establece para acreditar al profesorado no son realistas ni adecuados”. Y la verdad ha demostrado que estos requisitos son inalcanzables para áreas como dispensario, empresa o educación; lo que ha provocado una desliz recurrente de profesorado estable en nuestras universidades en estas áreas, que incluso son secreto para el país. Por lo tanto, hacían desliz cambios urgentes y parece que la nueva ley los introduce.
Hay que poner en valía la investigación universitaria para recuperar la crematística
Segunda oportunidad: la docencia. La nueva ley propone conceder a la docencia el mismo peso que la investigación. Todos hemos tenido excelentes profesores y otros pésimos. ¿De qué tipo los queremos para nuestros hijos e hijas? Pues los profesores, para consentir a una plaza pública estable, incluso tienen que acreditar que son buenos docentes, adicionalmente de buenos investigadores. Hasta ahora eso no ha pasado siempre. Hacen desliz requisitos mínimos de docencia y hay que encontrar un seguridad entre los requisitos de docencia y los de investigación. Hasta ahora, solo ha imperado la investigación.
Tercera oportunidad: la transferencia de conocimiento. La crisis financiera del 2008, la crisis sanitaria, la crisis climática y ahora la refriega en Ucrania, han encadenado una serie de crisis económicas que nos han conducido en torno a una pérdida de posición competitiva de la crematística catalana. Ahora es indispensable reactivar la crematística, y una energía secreto es poner en valía la investigación universitaria, es opinar, poner nuestro conocimiento universitario al servicio de la sociedad en todos los ámbitos. La investigación no se puede terminar solo sobre el papel, tiene que ser aplicada, tiene que fluir rápidamente a las empresas, a las instituciones, a la ciudadanía. Y la nueva ley de Universidades parece que pone las condiciones porque urge que la transferencia de conocimiento tenga un amplio repercusión y dé puesto a una oportunidad de crecimiento financiero y social para el país. Quizá así no solo atraeremos talento, sino que retendremos el valioso talento de nuestros jóvenes, que encontrarán oportunidades de futuro en su propio país.
Investigación, docencia y transferencia de conocimiento, ojalá se sepa encontrar un nuevo seguridad en las universidades catalanas, venga de donde venga la ley.
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