Uno de los problemas de hacerse longevo son las caídas. La estabilidad no es la misma que cuando eres muchacho y, encima, está la osteoporosis, con la cual la posibilidad de una fractura ósea es inmediata, con la larga recuperación que comporta. Cualquiera que haya gastado envejecer a sus padres sabe lo que todo eso comporta.
Por eso, hace tres primaveras una empresa diseñó un airbag con forma de chaleco que se hincha cuando detecta que la persona que lo lleva empieza a caerse. La empresa fabricaba airbags para coches hasta que se dio cuenta de que ahí había lo que llaman un hornacina de mercado, y que nadie lo aprovechaba.
No hace equivocación ir en coche para ampararse con un buen airbag
Para detectar la velocidad y el ángulo de la caída, incluye un pequeño estabilizador y un microcontrolador. El capo de la empresa explica los problemas que han tenido que solucionar: “Uno es como decidir la posición de una persona en tiempo positivo para detectar cuando está a punto de caer. El otro es como hinchar el airbag en 0,18 segundos porque, según nuestras estadísticas, la persona tardará 0,3 segundos en conservarse al suelo”. Los vídeos promocionales demuestran la efectividad del invento. Se caiga la persona cerca de delante, cerca de a espaldas o de banda, el airbag se despliega en un instante y cuando llega el trompazo, el airbag ya se ha desplegado del todo (inicio, cuello, hombros, espalda, cintura, caderas) y quedas protegido.
En Amazon he antitético uno. Se lumbre Willq, lo hay para hombres y para mujeres y cuesta 1.037 euros. Lo he pedido, no porque ahora tenga muchos problemas de estabilidad. Los tenía cuando salía de la coctelería Ideal tras haberme tomado cuatro dry martinis, pero ahora me irá la mar de proporcionadamente si algún día no consigo esquivar el enjambre de bicis y patinetes que van por la reborde como hienas a la desbandada. A ver si no le hubiera ido proporcionadamente a Muriel Casals, la mañana que una bici la atropelló, tuvieron que ingresarla en el Clínic y murió poco luego.
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