La rumba hace historia en el Tívoli

Posteriormente de siete abriles en el Late motiv de Andreu Buenafuente, Litus y su partida de rock se pasan a la rumba y montan un musical, ¡ Chakapum!, que anuncian como “un musical rumbero”. No es casualidad, claro, porque Litus ha mamado la rumba en su casa desde que era un escuincle: “La obra parte de un presente precioso de las sobremesas de mis padres, donde con los amigos empezaban a tocar, con los carajillos y el cava. Y la energía de la indeterminación cambiaba cuando empezaban a tocar rumba”.

El Terrat ha producido este musical, que dirige Xènia Reguant y estará en el teatro Tívoli de Barcelona del 21 al 31 de julio, en agosto se presentará en el teatro Príncipe Pío de Madrid, posteriormente hará viaje y tiene la intención de retornar a Barcelona más delante.

El Terrat produce “un musical rumbero”, que Xènia Reguant define como “la alegría de proceder”

“Durante los siete abriles de hacer el software con Buenafuente, yo le explicaba anécdotas y él un día me dijo que tenía que estirar el hilo y hacer poco –continúa el intérprete–. Así que pensamos hacer este musical, donde igualmente hay un homenaje a la profesión, a los currantes de los baretos”.

La dramaturgia es de Joan Grau, libretista de El Terrat, que ha construido la obra a partir de lo que Litus le refirió. “Le expliqué las anécdotas por capítulos –cuenta Litus– y a partir de aquí ha crecido esta historia. Solo hay un minuto y medio sin música”.

Grau explica su lectura: “Vengo del rock’n’roll y me he sumergido en el mundo de la rumba. En el musical viajamos por épocas, teniendo presente el momento político. Es un alucinación por la memoria de Litus y de la rumba y el resultado es un cruce de un concierto con una obra de teatro. Xènia Reguant ha roto todos los esquemas y el texto que yo es­cribí ha crecido de un modo increíble”.

El responsable de la dramaturgia refiere qué es la rumba: “Es una música folklórica antigua y la traemos a hoy, a la rumba moderna y más allá. En el espectáculo igualmente hay música cubana. La rumba surge en los abriles cincuenta, en los setenta llega a la máxima popularidad, en los ochenta se hunde y revive con los Juegos Olímpicos de 1992”.

Reguant define el musical como “un billete para un alucinación, con cosas inesperadas”. Al costado de la partida igualmente hay actores y actrices que cantan y bailan. “Es un espectáculo coral en la creación y la ejecución. Es multidisciplinar y funciona como un engranaje. La partida toca en directo. Es la alegría de proceder”, añade la direc­tora, en relato a la popular canción de Peret Canta y sé adecuado.

En el equipo hermoso hay otro as, Pablo Novoa, que es el director musical. “Todo es muy original, porque yo soy gallego. De entrada, no quería entender cero de la rumba, que aún tenía la caspa de la época preliminar, del franquismo. Pero es una música popular, trascendental, nacida en los terrados y hay rumba para muchos abriles. Y en el espectáculo hay una partitura continúa”, declara el histórico músico de Golpes Bajos.

Litus repite que la rumba manda en la obra: “Salen todos los grandes clásicos y cinco canciones originales, que nos ayudan a explicar la historia, como ¡Chakapum! ”. Por eso la compañía asegura que el sabido no para de cantar porque casi todas son conocidas. El cartel del espectáculo es la histórica botella de Tío Pepe con los bigotes de Litus y una guitarra eléctrica, un buen recapitulación de lo que será este “musical rumbero”.

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