Escritores en comisaría

Llego a la Comisaría de Mossos de Les Corts, un edificio geométrico de ventanas estrechas donde tiene los despachos la dirección militar de nuestra policía. Me sale a admitir el agente Dani Pérez con una sonrisa amable que hace que el extensión parezca más cálido y pasamos el control de puerta. Me da una envés por el edificio, un embrollo de dependencias austeras de varios pisos de cumbre donde están la Oficina de Atención al Ciudadano, grupos como el de Estafas, Investigación criminal o Asuntos Internos.

El sección de comunicación es una estancia pequeña llena de ordenadores con esa electricidad que tienen las redacciones. En la sala de lo que ellos llaman el “briefing”, el reparto de tareas al inicio de cada turno, nos reunimos con su principal, el caporal Quim Estrada .

"El sabido tiene una idea más romántica de la profesión, bombardeada por esa visión chaqueta del superdetective de Hollywood"

Su función es comunicar a la ciudadanía las actividades de los Mossos d’Esquadra, admitir las redes sociales y objetar a las peticiones de los medios (cerca de de 5.000 al año), pero me ha llamado la atención que además atiendan a cineastas o escritores que solicitan información. 

Le consulto si se le quedan los fanales como platos cuando ve las barbaridades que aparecen en películas y libros, pero sonríe amablemente: “Licencias creativas se pueden tomar tantas como se quieran y está perfectamente que se haga. Si explicaras la sinceridad de una investigación al pie de la verso, con las horas de visionados de cámaras, las comprobaciones, los oficios en el auditoría… los espectadores se dormirían. Pero sí es verdad que cuando no hay un insignificante de rigor ves cosas que te chirrían”.

No hay que poner límites a las licencias creativas pero sí que es importante un insignificante de rigor

Explican una serie en la que un policía entra con chulería en el despacho de una jueza, le pide de malas maneras unas escuchas y, cuando no se lo concede, sale dando un portazo… “Las cosas no funcionan así, si un togado no concede unas escuchas, lo que haces es retirarte y regresar a solicitarlo con más pruebas o una mejor argumentación”. O una serie de intriga como Inocente en Netflix: “La ambientan en la Barcelona coetáneo ¡y los policías que aparecen no son Mossos d’Esquadra!”. 

Su ojo está entrenado para ver todo tipo de gazapos, como una serie de TV3 donde los Mossos llevaban los galones en el uniforme cosidos al revés. Eso sí, se congratulan del rigor de una serie como Crims.cat que trabaja sobre crímenes reales: “Está ayudando a dar una visión más humana del policía”.

Le consulto por la veterano diferencia a la hora de contar una investigación en la ficción respecto a la sinceridad: “Tal vez la personalización de la investigación en la letras o el cine. Muestran un investigador que lo lleva todo, día y tenebrosidad, que hace desde la vigilancia de sospechosos hasta las encuestas a los testigos. En la sinceridad los investigadores tienen vidas normales y se trabaja en equipo. Se hacen turnos de mañana, tarde y tenebrosidad”.

Dani Pérez cree que “el sabido tiene una idea más romántica de la profesión, bombardeada por esa visión chaqueta del superdetective en Hollywood” y Estrada apunta que “además es verdad que la policía chaqueta tiene otros límites muy distintos a los nuestros”.

Les llegan escritores curtidos que van a consultar aspectos específicos: “Te preguntan si un dominante puede ser principal de un género de investigación o si es necesaria siempre la presencia del togado en el rebelión de un fiambre. Lo que no explicamos son técnicas de investigación específicas”. Todavía les llegan otros más verdes. “A alguno hay que señalarle que no es igual ambientar una vigilancia en Barcelona que en un pueblo minúsculo del Pirineo, que en cuanto entra el coche de los Mossos, aunque no sea logotipado, se dan cuenta al instante”. 

En Catalunya hay una media de 60 homicidios al año y en la mayoría de ellos interviene el medio ambiente pasional

Y no faltan los indecisos: “Alguno te viene a preguntar si la idea que tiene en la habitante, casi siempre un crimen enredado, resulta un caso disparatado. Y nosotros le respondemos: ¡Depende cómo lo expliques! Si hace un tiempo un escritor hubiese ido a un editor con el relato de un caso como el del crimen de la guarda urbana auditoría en 2020, tal vez se lo habrían rechazado por inverosímil”. 

Me explican que “estamos en una media de 60 homicidios al año en Catalunya” y hay un reseña crucial para los contadores de historias: “En muchos de esos casos interviene el medio ambiente pasional”.

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