Peter Brook, figura central del teatro del siglo XX, fallece a los 97 años

El director anglosajón Peter Brook, figura central del teatro del siglo XX, falleció ayer sábado en París -vivía en Francia desde 1974- a los 97 abriles. Su teatro iconoclasta, desnudo y multicultural ayer de que casi nadie lo fuera, un teatro humanista que exploró siempre las preguntas esencia de la condición humana, permanecerá sin requisa como influencia ineludible en los escenarios globales que Brook pisó y que en muchos casos él mismo fundó, recorriendo espacios no convencionales que podían convertirse en teatros, como el Mercat de les Flors de Barcelona, que reconvirtió de taller municipal en teatro en 1983 con una Carmen

Hijo de judíos letones emigrados a Inglaterra y residente en Francia desde los setenta–donde escogió un teatro incendiado 25 abriles a espaldas y para el derribo, las Bouffes du Nord, y lo convirtió en uno de los grandes espacios de la creación europea– llenó esos espacios vacíos con un teatro vivo, allá de lo que denominaba el “teatro mortal” para el divulgado, teatro malo, sin intensidad, rutinario, monótono, que denunció siempre con agudeza y que combatió desde que en los abriles cuarenta el chavea prodigio trabajó en el Covent Garden londinense -fue renombrado director de producción a los 23 años- y montó en 1949 una polémica Salomé con escenografía de Salvador Dalí en la que los cantantes llevaban la habitante embutida en conos casi extraterrestres. Y que le costó el cargo.

Una imagen del filme 'Mahbharata' de Peter Brook

Una imagen del filme 'Mahbharata' de Peter Brook

LV

Un teatro vivo, el de Brook, que ha quitado por todo el mundo la rigidez y las convenciones a los grandes clásicos y los ha hecho explotar de nuevo en secuencia. En 1963 -los primeros 15 abriles de su carrera los dedicó al teatro comercial y se ganó éxito de enfant terrible- montó con la Royal Shakespeare Company (RSC) un beckettiano Rey Lear en el que al final decidió prescindir de la escenografía -que él mismo había diseñado- para dejar el espacio dramático vano y empujar la imaginación del espectador. Evidentemente su gran experimientación teatral, El espacio vano (Península), arranca con una proclamación de principios: “Puedo tomar cualquier espacio vano y llamarlo un decorado desnudo. Un hombre camina por este espacio vano mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral”. 

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El 'Marat-Sade' de Peter Brook 

Otras Fuentes

No se comercio, señalaba, de tener grandes telones rojos y focos, de cambios de ornamento, buenos actores y verso correctamente dicho. Todo eso, señala, puede resultar para la mayoría en secreto extremadamente soso y “en nuestro interior culpamos a Shakespeare, o a este tipo de teatro, incluso a nosotros mismos”. Son reflexiones de 1968. Antaño había montado el laboratorio Teatro de la Crueldad, un homenaje a Antonin Artaud y a su rechazo de los convencionalismos teatrales. Y con él y actores de la RSC llevó a secuencia en 1964 el Marat¬Sade de Peter Weiss en una revolucionaria puesta en secuencia con Glenda Jackson cuchillo en mano. Luego la llevaría al cine, rodando la película en sólo 17 días.

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Una secuencia de 'Battlefield', de Peter Brook y Marie.-Hélène Estienne HORITZONTAL)

ACN

Una obra tan influyente como lo sería su puesta en secuencia en 1970 con la misma compañía de El sueño de una tenebrosidad de verano en un espacio que en vez de un bosque encantado es un pabellón blanco. Le han fallado los gimnastas del Circo Doméstico de Pekín y por eso a sus actores, entre ellos Ben Kingsley, les entrena en volatín y circo para un montaje poético y lúdico en el que los duendes y hadas son trasuntos de nuestro subconsciente. Marca época. 

Para él todavía: se va a trabajar a Francia y desde allí expedición incansablemente por Europa. Y el mundo. Su búsqueda es inagotable. Incluso la de lo que vehemencia teatro intocable, “un teatro de lo invisible¬hecho¬visible”, como fueron los ritos órficos en la decadencia griega. En un momento en el que el teatro evita lo intocable “porque lo que se vehemencia intocable nos ha traicionado, y por el mismo motivo nos apartamos de lo que se vehemencia poético”, se rejón a trabajar con actores de otras culturas y en los setenta va a África, Asia o con los indios americanos en escudriñamiento de otras formas de teatro.

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Los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía saludan a Peter Brook, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2019 

EFE

Es a mediados de los setenta cuando con Jean¬Claude Carrière comienza a adaptar el Mahabharata, el gran poema épico indio, que estrena en 1985 en una cantera de Aviñón. Nueve horas de teatro que giran cuatro abriles por el mundo y aumentan el mito. Un mito que dejó el Théâtre des Bouffes du Nord en el 2010 pero que siguió dirigiendo ya noventón y recogiendo galardones. En 2019, el Princesa de Asturias de las Artes. Un teatro crecientemente desnudo, humanista, con obras como Tierno Bokar, que se pudo ver en el festival Grec de Barcelona -al que aún asistió el año pasado para dar una última materia magistral-, un canto a la tolerancia a partir del sabio maliense que afirmaba que existen tres verdades: “Mi verdad, tu verdad y la verdad".

Peter Brook y Marie-Hélène Estienne en Barcelona

Peter Brook y Marie-Hélène Estienne en Barcelona 

Alice Brazzit / Terceros

Conocería en 1950 a la que sería su esposa, la actriz Natasha Parry -se prometió a los 12 abriles casarse con una Natasha enamorado de la protagonista de Cruzada y paz de Tolstoi-, fallecida en 2015, de origen ruso y con la que tendría un hijo, el documentalista Simon, y una hija, Irina -nombrada por una de las protagonistas de Las tres hermanas de Chéjov-que es todavía directora de teatro. Asimismo durante décadas habría otra mujer esencia en su vida, la francesa Marie-Hélène Estienne, con la que trabajó desde los abriles setenta y que si primero fue su asistente, desde hacía abriles firmaba sus grandes trabajos con él.

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