¿Te levantas cansado? ¿Sientes que te equivocación energía al final de la caminata? Haces adiestramiento, tu dieta es variada y equilibrada y duermes tus ocho horas, pero aún así te sientes fatigado y vas como un zombie por la vida. No es un caso eventual, pasa más de lo que nos pensamos, y tiene que ver con ciertos hábitos de nuestro día a día. Un test rápido: ¿eres de los que planifica hasta el postrer detalle? Si la respuesta es que sí, tienes un problema.
El cansancio puede estar directamente relacionado con una causa estupendo, fruto de situaciones concretas, como un vergüenza, una época de estrés, el trabajo, los exámenes... Pero cuando se normaliza, cuando se convierte en un estado habitual puede ser una señal de inquietud a la que debemos prestar atención y ponerle remedio. Existen numerosas causas físicas que pueden explicar este cansancio, como la penuria, los trastornos del tiroides, las apneas del sueño o la anemia.
Sin secuestro, todavía existen otros factores que influyen en el agotamiento mental y que adicionalmente tenemos muy interiorizados en nuestro día a día. Son hábitos cotidianos. Los revela Leela R. Magavi, psiquiatra y directora médica regional de Community Psychiatry y MindPath Care Centers en California, en declaracioens a la BBC.
Mirar series de TV y películas
Una grupo en el sofá viendo una película 
Posteriormente de cenar es el momento ideal del día para desconectar y mirar un episodio de una serie o una película. Sin secuestro, expertos como Leela R. Magavi incluyen este costumbre en la letanía de posibles factores que provocan cansancio mental. Y no por la luz cerúleo que emite la pantalla del televisor, sino por el estrés que nos puede causar la trama. "Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas", comenta Magavi.
La experta dice que las películas o series "pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, cariño, pérdida o inseguridad, y todos eso puede provocar muchas emociones, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar. Esta gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte distinguir fatigado durante todo el día sin que te des cuenta", explica.
Eso no quiere aseverar que tengas que dejar de ver películas o series para estar menos cansado. Lo que la experta recomienda es que para combatir ese cansancio, luego de deletrear o ver poco, escribas tus pensamientos y sentimientos para entenderlos mejor o conversar con un amigo o descendiente.
A menudo las películas o las series nos despiertan un sentimiento o pensamiento que creíamos deber superado. Por ejemplo, si acabas de ver Bambi y te sientes triste por la homicidio de la mama, puede ser una señal de que la homicidio de un descendiente te da más miedo de lo que pensabas.
Tomarse demasiado en serio las derrotas o las victorias de nuestro equipo de fútbol
Un peña de amigos viendo un partido de futbol por la tele.
El deporte es ideal para yacer del sacudida, pero solo si se practica. Magavi avisa que seguir a un equipo de fútbol o cualquier otro deporte puede ser angustioso. "Percibir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos puede causarnos una situación de estrés que a la larga puede afectar a nuestro día a día", aclara la experta.
Cualquier extremo, cualquier emoción válido suele ser extenuante: la placer intensa cansa a nivel mental; la tristeza puede provocar ansiedad, sobrecarga en el cerebro. Para evitar estas situaciones de estrés, la experta recomienda ser consciente de lo que estamos sintiendo y preguntarnos si necesitamos tomarnos un refrigerio.
Planear demasiado y con mucha anticipación
Planear demasiado y con mucha anticipación 
Una cosa es que te guste que las cosas salgan tal y como las habías planificado y otra perfectamente distinta es ser un obsesivo de la planificación. La última puede hacernos distinguir estresados cuando las cosas no van según lo previsto.
Magavi comenta que la planificación es muy útil, pero tiene un techo, sobre todo cuando las cosas no dependen de nosotros. "Estar constantemente expuesto a un calendario realizado de obligaciones puede causarnos ansiedad y afectar negativamente a la memoria y a la velocidad de procesamiento, lo que nos llevaría a estar más cansados y desmoralizados", afirma la experta.
La posibilidad que propone la experta para los obsesivos de la planificación es obligarse 5 o 10 minutos a pensar cuáles son los objetivos principales del día. Si no se cumplen, es que no eran tan importantes. La psiquiatra todavía aconseja no hacer planes con mucha anticipación, "porque la vida es un cambio constante y es importante ser flexible".
Publicar un comentario