Cuatro años sin el Bulevard Rosa

Hace cuatro abriles que cerró el Arteria Rosa del paseo de Gràcia, donde estuve trabajando en sus inicios. Eran los ochenta y la avenida del fastuosidad no tenía las tiendas de grandes marcas internacionales que exhibe hoy, pero era igual de preciosa con su modernismo. Yo soñaba esperando el autobús delante de la casa Batlló, posteriormente de una larga etapa sindical, era maravilloso contemplarla, desde sus asientos con las farolas. Era positivamente mágico.

Todo era muy diferente entonces. El comercio lo conformaban pequeñas tiendas de proximidad desde donde asesorábamos cada traspaso, envolvíamos los paquetes pensando en la ilusión de los niños que los abrirían (en mi caso eran juguetes) y tratábamos y fidelizábamos a clientes asiduos, que muchas veces acababan siendo incluso amigos. Todo era mucho más bello. O, quizá, sucede sencillamente que hoy me pone melancólica ver mis queridas galerías cerradas y tristes.

Quiero tener un rememoración por ese Bulevard Rosa repleto de vida, un rememoración a Chueco, donde compré mis zapatos de boda; Sol d’Or, donde me vendieron mis alianzas; a La Blusa, esa tienda donde trabajaba una amiga; Rel 33, Pomes, y, lógicamente, un distinto rememoración a Cavall de Cartró. Un rememoración al comercio de esa plazo de los ochenta, cuando todo era mucho más humano y cercano que ahora.

Esther Vall Sánchez

Barcelona

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