Diva agotada en el Liceu

Exhausta y a punto del desmayo llegó la fabulosa Flota Rebeka al final de una de las funciones de Norma , la ópera que hasta el domingo se representa en el Liceu. No exageran las cantantes cuando dicen que este de Bellini es el papel más difícil de sus carreras. La soprano letona, especializada en ópera italiana, se ha entregado en cuerpo y alma y ha llevado el rol a unas altas cotas artísticas en el Gran Teatre. Tanto en lo vocal como en lo actoral, pues ha asumido impecablemente las decisiones del director de panorama, Àlex Ollé, que a su vez ha sido respetuoso con ella.

Rebeka cantó hasta la última nota el pasado jueves. Y antiguamente de apagarse las luces y bajarse el telón, efectuó ese tan probable movimiento de capital que da la puntilla final a esta producción ambientada en la presente. Pero acto seguido cayó redonda, desencajada por el esfuerzo. No se veía capaz ni de salir a saludar, por mucho que el conocido ansiara aclamarla. Al final apareció sostenida por sus compañeros de reparto y con cara de obligación, lo que puso el hebilla final a una conmovedora velada.

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